La salida de Cargill y de Viterra implica que Rusia, el mayor exportador de trigo del planeta, tendrá más control y mayores ingresos. La posición dominante de Rusia en el mercado global de trigo se evidenció con la guerra. Si a la salida de los anteriores se une la de “Archer-Daniels-Midland o Louis Dreyfus, Rusia se haría casi con el control total de las exportaciones de su territorio.
La realidad es que, intermediarios financiados del Gobierno de Putin han estado acaparando cada vez más cuota de mercado a medida que el presidente ruso ponía el foco en fomentar la soberanía alimentaria y las exportaciones de trigo se convertían en una herramienta más de poder geopolítico. Mientras facilitaba con una mano la operativa de firmas rusas, con la otra, Moscú ha ido poniendo cada vez más impedimentos a las multinacionales del sector en forma de burocracia, según cuenta a Bloomberg gente conocedora de la situación.
La salida de las multinacionales dejaría en manos de empresas rusas financiadas por el Gobierno la mayoría del mercado, dando acceso a más ingresos para las arcas públicas en un momento en el que Rusia necesita el dinero para financiar su maquinaria de guerra.
El ministro de agricultura ruso, Dmitry Patrushev, ha afirmado que estos cambios no tendrán impacto en los niveles de exportación del país, pero los comerciantes de trigo mundiales observan en busca de señales de intentos de influir en los precios o en las condiciones de negociación. Se esperan más acuerdos bilaterales entre Gobiernos.