Lo que este fin de semana ha visto la luz en las paginas del Mundo no es mas que la concreción de ese modo de actuar despótico del actual ocupante de La Moncloa que llego a la secretaria general de su partido después de una batalla campal entre multitud de lideres socialistas regionales entre los que había muchos que discrepaban de sus tesis y que como es habitual en el socialismo tarde o temprano serian apartados de sus federaciones.
Lo que se desconocía era el modo de actuar y ejecutar este plan de saneamiento y lo que mas preocupa, sobre todo en las filas socialistas es que sale a la luz la íntima relación de Sánchez y Ábalos, lo que , a su vez, explica muchas de las cosas que se han visto en los últimos meses y muchas de las que veremos conforme avance el devenir de la instrucción judicial del caso Koldo, al que muchos califican como “caso Psoe”.
Y es que los niveles de corrupción que se vislumbran y las implicaciones personales y familiares de unos y otros no se explican sin el conocimiento de lo que estaba sucediendo por parte del líder máximo del socialismo y presidente del Gobierno,
Si hace meses Sánchez se planteo de manera torticera y con un descanso de varios días cuál era su futuro político, tras estas informaciones es necesario y conveniente que retome esas reflexiones y se plantee, ahora sí, su mejor forma de dejar el poder, porque de no hacerlo puede encontrarse, de golpe y porrazo con una más que irrecuperable situación para su partido y para el mismo.
Otra cosa es que lo pueda hacer, o que se lo dejen hacer, porque a pesar de su comportamiento despótico y totalitario no hay que olvidar el peso y los avances de sus problemas judicio-familiares que nadie sabe donde y como pueden terminar, pero que tendrán un enrome peso en su manera de afrontar esta enésima crisis.