El informe consta de tres partes. En la primera, se hace un balance de la evolución de los principales indicadores agregados. En la segunda, se analiza la evolución reciente del mercado de trabajo y, en especial, los efectos de la última reforma laboral (RL-2021) desde la perspectiva de los flujos y la rotación laboral. Finalmente, la tercera parte se centra en las brechas de género en el mercado de trabajo.
Bajo esa premisa, los principales resultados han sido:
• En el 1T2025. la creación de empleo se situó entre el 0,6% trimestral CVEC de la afiliación a la Seguridad Social y el 0,8% de la estimación avance de la CNT. Los registros de abril y la primera quincena de mayo anticipan que el dinamismo de la ocupación se prolongará en el 2T2025.
• La población asalariada con contrato temporal creció más que la indefinida y la ocupada por cuenta propia, por lo que la tasa de temporalidad interrumpió la senda descendente iniciada en 2021.
• Las personas de nacionalidad extranjera explicaron el grueso de la creación de empleo y del incremento de la población activa.
• Las horas trabajadas por el conjunto de la población ocupada disminuyeron debido a la reducción del margen intensivo.
• El PIB por persona ocupada retrocedió por segundo trimestre consecutivo. El crecimiento de la productividad por hora trabajada fue insuficiente para compensar el deterioro del margen intensivo.
• Tanto la tasa de paro como las restantes medidas de infrautilización de la mano de obra siguieron cayendo. Prevemos que los puestos vacantes avancen en línea con la población activa, lo que mantendría la tasa de vacantes en máximos desde 2010.
• El aumento de los costes laborales cobró impulso, sobre todo por hora
• En 2024, un 11,4 % de la población entre 20 y 59 años cambió de situación laboral cada trimestre (3,4 millones de personas). La mayoría de estos cambios fueron salidas del desempleo.
• Las transiciones desde el desempleo hacia la inactividad se han mantenido estables desde el fin de la pandemia y hacia el subempleo no han cambiado desde la crisis de 2008.
• Más personas inactivas pasan al desempleo que al empleo, aunque la diferencia entre ambos flujos es menor que antes de la pandemia. Además, las transiciones hacia la actividad potencial siguen disminuyendo.
• Las salidas del empleo al desempleo vuelven a caer, como ocurría tras la Gran Recesión. Las transiciones del empleo a la inactividad han comenzado a bajar, revertiendo la tendencia previa a la pandemia.
• Entre 2019 y 2024, el descenso de la rotación en el empleo asalariado se ha acelerado. En los menores de 25 años, también ha decrecido, sobre todo porque hay menos incorporaciones, mientras que las tasas de salida y de permanencia apenas han cambiado desde la reforma laboral
• El diferencial de tasas de empleo entre varones y mujeres ha menguado 10 pp en los últimos 20 años. La tasa de empleo de las mujeres con estudios superiores se aproxima a la de los hombres, mientras que la de aquellas que tienen estudios primarios o menos sigue por debajo.
• Las brechas de género en participación laboral retroceden, sobre todo entre la población de 25 a 55 años. Las tasas de paro y temporalidad de las mujeres continúan siendo mayores que las de los varones. El empleo parcial involuntario todavía afecta al 45% de la población ocupada a tiempo parcial.
• Las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en actividades como la sanidad, la educación y el trabajo doméstico, mientras que su presencia es marginal en la construcción, el transporte o la industria extractiva, entre otros sectores. Su peso en el empleo en sectores tecnológicos crece, pero sigue siendo bajo en áreas clave, como las TIC.
• La segregación ocupacional es elevada, incluso entre quienes tienen estudios superiores: más del 25 % de las mujeres (o de los hombres) tendría que cambiar de ocupación para lograr una distribución equitativa por género.
• Aunque la brecha salarial se ha reducido, las mujeres siguen cobrando menos que los hombres, incluso tras considerar las diferencias de edad, formación, tipo de contrato, tipo de jornada, sector o tamaño de la empresa. El diferencial salarial ajustado es menor entre jóvenes (4 %) y mayor entre personas de más de 59 años (supera el 15 %).