A continuación, Lehmann ha pedido perdón por no haber recuperado la confianza en el banco que, según dijo, se había perdido mucho antes de que él asumiera el cargo. “No logramos detener el impacto de los escándalos heredados y contrarrestar los titulares negativos con hechos positivos. Al final, el banco no se pudo salvar”, ha lamentado. Su discurso se produce en plena fusión de la entidad con su rival, UBS, que marca el final de Credit Suisse después de 167 años. El acuerdo de 3.000 millones de francos suizos -una cifra similar en euros- se cerró hace dos semanas para poner fin a una crisis de confianza después de años de escándalos, pérdidas y fallas en la gestión de riesgos. El golpe final vino con la quiebra de Silicon Valley Bank, que empeoró la confianza de los inversores en torno a la banca en todo el mundo.
Los accionistas y proxy advisors han indicado antes de la reunión su intención de votar en contra de la reelección de varios miembros de la junta, incluido Lehmann, y expresaron su descontento con la junta directiva y el liderazgo de la administración del banco. Todavía no está claro cuál de los principales ejecutivos del banco fallido sobrevivirá a la adquisición, pero se prevé que Lehmann y el director ejecutivo Koerner salgan.
Aunque aún hay dudas sobre la viabilidad de la fusión, el Banco Nacional Suizo (SNB por sus siglas en inglés) ha admitido que sin esta adquisición negociada por el Gobierno, era muy probable que se produjera una crisis financiera nacional y a nivel global. Así lo dejó ver el lunes el vicepresidente de la entidad reguladora, Schlegel, durante una entrevista con la emisora nacional SRF. En esa conversación dijo explícitamente que la fusión acordada es “la mejor entre las malas soluciones”, aunque las preocupaciones sobre la estabilidad financiera no impedirán que aumenten las tasas de interés. El SNB ha estado endureciendo las condiciones monetarias desde junio del año pasado; en marzo subió otros 50 puntos a pesar de la crisis de Credit Suisse y según las palabras de Schlegel, “su mandato es la estabilidad de precios”, por lo que “si es necesario, volverán a subir las tasas”. Los analistas esperan otro aumento de 25 puntos para la reunión de junio.
A todo esto, hay que recordar que ni los accionistas de UBS ni los de Credit Suisse pudieron votar sobre el acuerdo firmado a medidos de marzo, cuando se anunció que UBS había pactado la compra de Credit Suisse por 3.000 millones de francos suizos con el apoyo del Gobierno suizo, que se ha comprometido a ofrecer líneas extraordinarias de liquidez a ambas entidades para cerrar la operación. Un acuerdo controvertido que, entre otras cosas ha generado de hecho, la Oficina del Fiscal General de Suiza haya abierto una investigación sobre la toma de control de Credit Suisse por parte de UBS. El objetivo es cerciorarse de que se ha respetado la legislación. Según ha destallado, la operación incluye «numerosos aspectos que necesitan ser investigados».
Los accionistas que no pudieron expresar su opinión durante el proceso de adquisición harán preguntas a la junta, solicitarán responsabilidades y expresarán sus frustraciones a medida que la historia de 167 años del banco llega a su fin», señalan los analistas de Interactive Investor.