España esquiva de nuevo la apertura de un procedimiento de déficit excesivo. La Comisión Europea espera que el país cierre con 2025 con un déficit del 3,2%, un nivel que supera el umbral del 3% permitido, pero sobre el que ha decidido no actuar por considerar esa desviación «leve, temporal y justificada por eventos extraordinarios [el gasto derivado de la DANA]». «España cumple en términos generales», asegura la Comisión que espera que el déficit vuelva a caer por debajo del 3% el próximo año (2,8%) y que revisó de forma detallada las cifras para comprobar el alcance de la desviación prevista para este año.
El nuevo marco fiscal está jugando a favor del Gobierno, al que los réditos que cosechó el pasado año le están sirviendo de parapeto para cumplir con sus obligaciones. Desde 2024, Bruselas revisa los planes fiscales en base al concepto de gasto primario neto acumulado, un indicador más flexible que tiene no tiene en cuenta los intereses de la deuda y otros elementos cíclicos como el desempleo. Bajo estos parámetros, un país puede desviarse hasta tres décimas de la senda prevista en un año. Si eso ocurre, como se prevé que suceda en el caso de España, la Comisión revisa la trayectoria con la intención de comprobar que el incumplimiento acumulado no supera las seis décimas. Las proyecciones macroeconómicas apuntan a que España incurrirá este año en un gasto primario neto cinco décimas superior a lo previsto, por lo que recibe el aviso de Bruselas, pero se queda dentro de los parámetros esperados en términos acumulados.