El carácter renovable de los sistemas de calefacción no vendrá determinado por la tecnología utilizada, sino por la naturaleza del combustible que los alimente. Las calderas de condensación de alta eficiencia, ya implantadas en millones de hogares, representan una opción asequible y eficaz para mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones.La electrificación no puede considerarse como la única vía para la descarbonización del parque residencial, en la medida que existen otras opciones más eficientes y que muchas familias no pueden acceder a las soluciones estrictamente eléctricas por razones económicas o por las limitaciones técnicas de sus viviendas.
La guía aclara que las calderas que utilizan gases renovables como biometano, hidrógeno renovable o combustibles renovables de origen no biológico (RFNBOs) no serán consideradas tecnologías basadas en combustibles fósiles a partir de 2040, al contrario de lo que algunas fuentes apuntaban hasta ahora. En consecuencia, su instalación y operación seguirán permitidas conforme al marco normativo europeo.
Desde Sedigas siempre se ha defendido que la electrificación no puede plantearse como única vía de descarbonización, ya que existen barreras técnicas, económicas y estructurales que dificultan su adopción generalizada. En este sentido, según datos de un informe elaborado por Sedigas con la colaboración de la consultora Arthur D. Little, el cambio completo de instalación por alternativas como la bomba de calor eléctrica puede alcanzar el 50% de la renta media anual de un hogar español.
Frente a ello, los gases renovables, especialmente el biometano, suponen una alternativa madura, flexible, con alta capacidad de almacenamiento y distribución, y plenamente compatible con la red gasista actual.