La tasa interanual también cayó ligeramente, al 5,2% (vs. 5,4% anterior). A pesar de que la economía china ha perdido impulso este trimestre, el ritmo de crecimiento todavía se muestra robusto (un ritmo anualizado del 4,5%, vs. 4,9% en el 1T). El crecimiento registrado este trimestre está algo por encima de lo esperado por el consenso de analistas (5,1% interanual, según Bloomberg) y de la previsión de CaixaBank Research (4,8%).
Dato
El PIB de China creció un 5,2% interanual en el 2T 2025, ligeramente inferior al del trimestre anterior (5,4%) y algo por encima de lo esperado por el consenso de analistas (5,1%).En términos intertrimestrales, el PIB registró un crecimiento del 1,1% (vs. 1,2% en el 1T), una desaceleración esperada, pero que demuestra la capacidad de resistencia de la economía china.
Los indicadores de actividad mensuales muestran un trimestre con altibajos. En junio, la producción industrial registró un crecimiento interanual del 6,8% (vs. 5,8% en mayo y 6,1% en abril), mientras que las ventas minoristas crecieron un 4,8% (vs. 6,4% en mayo y 5,1% en abril). Aun así, comparando promedios trimestrales, observamos cierta estabilidad, con una desaceleración de la producción industrial (6,2% en el 2T vs. 6,5% en el 1T) y una aceleración de las ventas minoristas (5,4% vs. 5,0% anterior). El dato más negativo llega del lado de la inversión, con una fuerte desaceleración en junio (2,8% interanual vs. 3,7% hasta mayo, 4,2% en el 1T).
Valoración
El PIB de China creció un 1,1% en el 2T 2025 respecto al trimestre anterior, algo por debajo del avance intertrimestral del 1T 2025 (1,2%). La tasa interanual también cayó ligeramente, al 5,2% (vs. 5,4% anterior). A pesar de que la economía china ha perdido impulso este trimestre, el ritmo de crecimiento todavía se muestra robusto (un ritmo anualizado del 4,5%, vs. 4,9% en el 1T). El crecimiento registrado este trimestre está algo por encima de lo esperado por el consenso de analistas (5,1% interanual, según Bloomberg) y de la previsión de CaixaBank Research (4,8%).
Los indicadores de actividad desvelan un 2T mejor de lo esperado, aunque con matices. La producción industrial se expandió un 6,2% interanual en el 2T 2025 (vs. 6,5% en el 1T, 5,6% en el conjunto de 2024), un crecimiento todavía robusto en un entorno de elevada incertidumbre, a pesar de la desaceleración. La marcada aceleración observada en junio (6,8% interanual vs. 5,8% en mayo) está condicionada por la tregua comercial entre China y EE. UU., que ha permitido estabilizar los flujos comerciales entre ambos países. Las exportaciones de China han seguido demostrando una buena dinámica a lo largo del trimestre (+6,2% en el 2T, vs. 5,1% en el 1T), aupadas por fuertes crecimientos de los flujos hacia los países ASEAN, América Latina y África. En junio, las exportaciones chinas crecieron un 5,8% interanual (vs. 4,8% en mayo), a la vez que las exportaciones a EE. UU. cayeron un 16% en términos interanuales (vs. –35% en mayo). Por otro lado, el ritmo de caída de las importaciones se moderó (–0,9% en el conjunto del 2T, vs. –6,4% en el 1T).
A pesar de que el sector exportador ha mostrado una gran capacidad de adaptación en un entorno difícil, la eclosión de nuevas tensiones comerciales con EE. UU. y la posibilidad de que los acuerdos comerciales que lleve a cabo la Casa Blanca con socios comerciales claves para China logren limitar la capacidad exportadora del país (por ejemplo, limitando el redireccionamiento de flujos vía terceros países) siguen siendo un riesgo a la baja. Por su parte, las ventas minoristas crecieron un 5,4% interanual en el conjunto del trimestre (vs. 5,0% en el 1T), el ritmo de crecimiento trimestral más elevado desde el 4T 2023, en parte explicado por el programa de incentivos fiscales a la compra de bienes de consumo duradero. Aun así, en junio se observó una ralentización del crecimiento de las ventas minoristas (4,8% interanual vs. 6,4% en mayo), lo que podría ser una señal de agotamiento del efecto positivo de los programas de incentivos fiscales, lastrando en la segunda parte del año una palanca clave del crecimiento chino. La inversión en áreas urbanas también se desaceleró en junio, con una expansión del 2,8% interanual, en el acumulado del año (vs. 3,7% hasta mayo, 4,2% en el 1T), una ralentización generalizada tanto de la inversión residencial e industrial como de la inversión en infraestructuras.
Asimismo, la incertidumbre comercial, unida a una crisis de confianza prolongada a nivel interno y al agotamiento de la política fiscal, podrían ser importantes vientos en contra en la segunda mitad del año. En junio, la inflación general volvió a terreno positivo por primera vez desde enero y se situó en el 0,1% interanual (vs. –0,1% en mayo), mientras que la núcleo llegó al 0,7% (vs. 0,6% en mayo), su nivel más alto desde febrero de 2024. Por el lado de los servicios, la inflación se mantuvo en el 0,5% interanual, mientras que la inflación de bienes de consumo se situó en el –0,2% (–0,5% anterior). Destaca, en particular, la dinámica de los bienes de consumo duradero, cuya inflación se ha situado en el 1,0% interanual en junio (vs. –1,6% en promedio en 2024), máximo desde 2022, que se puede explicar por el programa de incentivos fiscales a la renovación de este tipo de bienes. Por otro lado, los precios de producción cayeron un 3,6% interanual en junio (vs. –3,3% en mayo), presionados por los persistentes problemas de sobrecapacidad de la industria. Asimismo, es probable que las presiones deflacionistas persistan a lo largo de los próximos meses, aunque su magnitud dependerá del dinamismo que muestre la demanda interna y de la capacidad de resistencia del sector exportador.El 2T se vio marcado por una intensificación de la guerra comercial entre China y EE. UU., con una escalada arancelaria que ha terminado en negociaciones bilaterales entre ambos países. A pesar de la tregua comercial negociada hasta agosto, cabe resaltar que los aranceles impuestos por EE. UU. a las importaciones desde China siguen siendo elevados, con un arancel efectivo promedio cercano al 40% (vs. c. 15% a finales de 2024), una vez considerados exenciones y gravámenes sectoriales. La escalada iniciada bajo el pretexto de la crisis del fentanilo ha generado un entorno de elevada incertidumbre y amenaza con erosionar los flujos comerciales entre ambos países. En este sentido, aunque las negociaciones iniciadas entre ambos parecen haber evitado de momento un escenario de «desacoplamiento duro», los riesgos de una nueva escalada proteccionista siguen siendo considerables.
Los últimos meses han demostrado también la capacidad que tiene China para controlar los flujos globales de materias primas críticas, como las tierras raras. Las consecuencias económicas y geopolíticas de esta rivalidad entre ambas potencias siguen siendo imprevisibles. Aunque China enfrenta esta nueva fase de tensiones diplomáticas y comerciales en una posición distinta a la de 2017-2018, entre otros factores porque ha ganado competitividad y cuota de mercado en sectores clave de la economía global, lidia también con nuevos desafíos internos y retos estructurales. Un contexto especialmente desafiante para China a corto y medio plazo, donde la política fiscal y la política exterior jugarán un papel crucial.
La publicación del dato del 2T 2025 introduce riesgos al alza para nuestra previsión de crecimiento de la economía china para 2025, que se sitúa actualmente en el 4,2%. Asimismo, la introducción «mecánica» del dato del 2T llevaría nuestra previsión para el conjunto del año al 4,7%. Sin embargo, el balance de riesgos para la economía china se mantiene sesgado a la baja de cara a la segunda mitad del año. Aun reconociendo que el restablecimiento de negociaciones comerciales con EE. UU. elimina de momento escenarios de desacoplamiento más extremos y asumiendo que la tregua entre los dos superpoderes puede sostenerse, la reconfiguración de las «reglas del juego» a nivel comercial sigue siendo un riesgo para el gigante asiático, a lo que se podrían sumar vientos en contra a nivel interno, entre desafíos estructurales (como el envejecimiento de la población o el desequilibrio entre consumo y ahorro) y retos de corto plazo (como el agotamiento del impulso fiscal y la crisis de confianza desencadenada por un ajuste inmobiliario sin fin a la vista).