Lo hacen con dedicación y entrega, pero a veces en situación irregular, sin una certificación que respalde sus competencias y, en ocasiones, sin las garantías laborales que merecen. Con el convenio firmado entre la Cámara de Comercio de Madrid y la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, damos un paso firme para mejorar esta situación, ofreciendo una vía legal y formativa que permita regularizar su situación y mejorar sus condiciones de vida, y, al mismo tiempo, reforzamos un sector esencial para el bienestar de todos: el de la atención sociosanitaria a personas dependientes, tanto en el entorno domiciliario como en instituciones sociales.
Este acuerdo tiene un propósito claro: impulsar la formación en el ámbito sociosanitario para personas inmigrantes susceptibles de arraigo por formación. Hablamos de formación reglada, mediante certificados profesionales, que permitirá a muchas personas acceder legalmente a empleos dignos en un sector que demanda profesionales cualificados y vocacionales. Desde la Cámara, difundiremos esta oferta entre el colectivo inmigrante susceptible de arraigo por formación y nos coordinaremos con los Centros de Participación e Integración de Inmigrantes (CEPIs) para garantizar que la información llegue a quienes la necesitan, de forma accesible y eficaz, y lo haremos con la convicción de que cada certificado profesional expedido no solo abrirá una puerta a una oportunidad laboral, sino que será también una expresión concreta de nuestra apuesta por la integración y el talento.
Este convenio ofrece, por tanto, una vía legal y formativa para regularizar la situación de esas personas inmigrantes y mejorar sus condiciones de vida, al tiempo que refuerza un sector esencial para el bienestar de todos. Hablamos de un acuerdo que tiene impacto real en dos dimensiones fundamentales: la inclusión social y el desarrollo económico. Permite que personas que ya forman parte de nuestra comunidad puedan dar un paso adelante hacia su plena incorporación a la sociedad madrileña, al tiempo que responde a una necesidad urgente de nuestra sociedad y también de nuestro sistema de cuidados, cada vez más exigente y con mayor demanda de profesionales cualificados.
La formación es, sin duda, uno de los instrumentos más poderosos para transformar realidades. Y cuando esa formación se traduce en oportunidades laborales, en estabilidad vital y en reconocimiento profesional, entonces también transforma nuestra economía y nuestra sociedad en su conjunto. Porque no se trata únicamente de formación. Se trata de construir oportunidades. De tender puentes entre la realidad social y el mercado laboral. De reconocer el valor de quienes ya contribuyen —muchas veces desde la invisibilidad— al funcionamiento de nuestro día a día. Porque no puede haber cohesión social sin inclusión, ni economía sólida sin justicia y equidad.
No se trata solo de observar las necesidades del mercado laboral, sino anticiparse a ellas con respuestas concretas y efectivas. Esta colaboración público-privada es un ejemplo de cómo las políticas públicas pueden tener una aplicación directa y transformadora en la vida de las personas, mientras responden a desafíos estructurales de nuestro sistema de bienestar. Madrid necesita profesionales preparados para cuidar, y quienes ya cuidan necesitan una oportunidad para construir su futuro. Este convenio es, precisamente, la intersección entre ambas necesidades. Es una apuesta por una sociedad más justa, más cohesionada y más fuerte. Nuestra comunidad siempre ha sido tierra de acogida, de esfuerzo y de oportunidades. Con iniciativas como esta, demostramos que esa vocación de apertura puede traducirse en soluciones tangibles que beneficien al conjunto de la sociedad.
Porque no hay mejor inversión que la que se hace en las personas.