Estamos hablando de que solo en el transcurso de la semana el precio del componente base del ‘alimento de la felicidad’ se ha desmoronado un 22,45%, pasando de los 8.950 dólares por tonelada a un mínimos a los 7.309 (hoy ha rebotado a los 7.440). En definitiva, este descenso forma parte de un hundimiento mayor del 60% desde sus máximos de enero (11.684 dólares).
Esta sucesión de caídas ha estado totalmente marcada por lo que ocurrió este jueves, con los datos de pedidos para la molienda en la bolsa de Londres (mercado de referencia absoluta de las materias primas a nivel global). Ese día los precios cayeron un 7% y un 12,5% en la bolsa de Nueva York. La Asociación Europea del cacao mostró que la molienda cayó un 7,2% hasta los 331 kt en el segundo trimestre. En Asia la molienda cayó en 17,4% y ese mismo día la asociación de confiteros de EEUU anunció que la molienda de América del norte cayó un 2,78%. Con mayor o menor intensidad esto deja a las claras que la demanda se está enfriando de forma muy sensible, algo que empuja a los precios a mínimos de febrero de 2024.
Según el último informe de Organización Internacional del Cacao sobre la temporada actual, se espera que el suministro mundial alcance las 142.000 toneladas de superávit. Todo esto gracias al impulso de Costa de Marfil que esperan que logre las 1,85 millones de toneladas de producción frente a los 1,67 millones de la temporada pasada. Todo esto con una molienda un 4,8% menor. Si bien este cambio del déficit al superávit es totalmente decisivo, la realidad es que los precios siguen siendo muy altos porque se requiere un suministro mucho más amplio para dar la vuelta a varios años consecutivos de crisis. Un superávit de 142.000 toneladas todavía es muy estrecho y se espera que la recuperación de los preciso a unos niveles racionales sea algo que se vaya construyendo poco a poco.