La recta final de este acuerdo ha estado protagonizada por Eslovaquia, que este viernes ha dado su brazo a torcer, después de haberse asegurado una serie de garantías en relación al suministro de gas ruso. «La UE acaba de aprobar uno de sus paquetes de sanciones más fuertes contra Rusia hasta la fecha», se ha felicitado la máxima representante de la diplomacia comunitaria, Kaya Kallas.
Esta nueva ronda de castigos establece un nuevo tope al precio del petróleo, que ahora estará fijado en 47,6 dólares el barril, un 15% por debajo de la media del precio del mercado. Hasta el acuerdo de este viernes el tope estaba fijado en 60 dólares por barril.
La Comisión Europea había propuesto inicialmente que este límite fuera sensiblemente inferior, de 45 dólares al barril, pero este tope resultaba demasiado bajo tras la escalada de precios derivada del conflicto entre Israel e Irán. La Unión Europea ha establecido esta nueva cifra tras analizar las fluctuaciones de precios en los últimos meses. Este nuevo tope prohíbe el comercio de crudo ruso transportado por petroleros, si el valor pagado es superior a este límite y prohíbe a las compañías navieras y también de seguros y reaseguros hacerse cargo de estos cargamentos alrededor del mundo, si no se ajustan a estas tarifas.
La UE y Reino Unido llevaban meses presionando a los países del G7 – las potencias más industrializadas del planeta- para imponer de manera conjunta este precio máximo. Las negociaciones no han conseguido convencer a Estados Unidos, pero el bloque comunitario ha decidido avanzar por su cuenta sin esperar a la luz verde de Washington.
Además, este nuevo paquete de sanciones incluye castigos contra las tuberías Nord Stream I y II, que se encuentran inutilizadas. El gasoducto número II fue destruido en el año 2022, antes de que hubiese comenzado a bombear gas, en un acto de sabotaje. Esta infraestructura fue polémica desde el principio, ya que su objetivo era transportar gas desde Rusia a Alemania a través del Mar Báltico, esquivando el territorio ucraniano y aumentando la dependencia energética europea respecto a Moscú.
Incluso Estados Unidos, durante el primer mandato de Donald Trump, impuso sanciones contra este proyecto. Aunque ahora mismo ninguno de los gasoductos está en funcionamiento, la imposición de sanciones tiene el objetivo de disuadir de que puedan volver a estar operativos.
Además, los Veintisiete han añadido 70 buques a la lista de sancionados por pertenecer a la denominada «flota fantasma», utilizada por Rusia para eludir las restricciones en el transporte de crudo. También se han incluido sanciones a una refinería de petróleo de propiedad rusa en India y a dos bancos chinos.