Ahora se abren una serie de escenarios marcados por la inestabilidad política, que podrían incluir la dimisión del primer ministro Shigeru Ishiba, unas elecciones anticipadas o la formación de un nuevo Gobierno de coalición.
La pérdida de la mayoría «podría aumentar la incertidumbre sobre el panorama político interno, lo que afectaría a las negociaciones arancelarias con EEUU y la política fiscal del país», afirman los economistas de ING.
De momento, el primer ministro japonés ha dicho que tiene intención de continuar en el cargo. De ser así, esta sería la primera vez desde 1955 que un líder gobierne el país sin mayoría en al menos una de las cámaras legislativas.
“Sigo teniendo varias responsabilidades que debo cumplir por la nación, incluyendo lograr un crecimiento salarial que supere la inflación, alcanzar un producto interior bruto de un cuatrillón de yenes y responder a un entorno de seguridad cada vez más tenso”, ha declarado Ishiba, según recoge ‘Bloomberg’.
En total, se prevé que la coalición gobernante obtenga 47 escaños de los 50 que necesita. El resultado refleja un creciente descontento por la crisis del coste de vida, lo que ha erosionado el apoyo al bloque oficialista y beneficiado a partidos populistas más pequeños que prometen recortes de impuestos o se oponen al aumento de la inmigración en el país.
Los mercados han mostrado preocupación ante la posibilidad de que un debilitamiento del liderazgo de Ishiba lleve a la coalición a hacer concesiones a la oposición, incluyendo recortes en el impuesto sobre las ventas. Los inversores dudan cada vez más de que los legisladores puedan controlar el gasto, uno de los factores que ha llevado los rendimientos de la deuda japonesa a sus niveles más altos en más de dos décadas.
A la espera de que mañana la bolsa y los bonos retomen la normalidad, el primer ministro se enfrenta a presiones internas para renunciar, y la incertidumbre política podría dificultar la negociación a tiempo de un acuerdo comercial crucial con Estados Unidos, lo que representa riesgos para la economía japonesa y el valor del yen, indica. Además, el Banco de Japón mantiene una postura cautelosa frente a la posibilidad de endurecer su política monetaria debido a esta incertidumbre.