En esencia el daño tiene una doble vertiente: encarecimiento de los costes de construcción y disminución de la inversión inmobiliaria procedente de Estados Unidos.
En relación a los costes, al afectar los aranceles de lleno al comercio de bienes, los relacionados con la construcción (cemento, acero, madera, piedra, etc.) pueden sufrir una drástica variación de precios. Y máximo si tenemos en cuenta que los precios de los materiales de construcción subieron más de un 40% sólo en el periodo de explosión inflacionaria provocada por el COVID. Si miramos únicamente materiales imprescindibles como el acero y la madera éstos duplicaron su precio, provocando un incremento en los precios de venta de los inmuebles que en ese caso la demanda sí los acabó absorbiendo.
Si analizamos la balanza comercial entre ambos países observamos que las empresas exportadoras de materiales españolas van a ser quienes más sufran con una reducción de negocio del 20% según la CNC (Confederación Nacional de la Construcción). Porque analizando las importaciones, España depende de Europa mayoritariamente en relación con la madera, la piedra y el cemento, mientras que la exposición con EEUU es inferior al 2,5% únicamente en la madera y en los tableros, y siendo su aportación muy baja o insignificante en el resto de materiales.
El reducido peso de las importaciones en España sí podrían tener un impacto en el coste de la construcción, pero sería limitado, de un 1% aproximadamente. Sin embargo, las subidas podrían ser mayores, no consecuencia del arancel directo, sino de los efectos indirectos por la reconfiguración del comercio mundial y la inflación. En este sentido el escenario de incertidumbre podría elevar esta subida hasta el 5% en el peor de los casos.
En relación a la inversión inmobiliaria, los aranceles pueden afectar de forma indirecta debido al clima político y económico que se ha instalado desde la llegada de Trump al poder. Entre otras cosas produce un aumento de la incertidumbre a nivel internacional que retrasa o disminuye la toma de decisión en los proyectos de inversión. Puede verse frenada una tendencia fuerte en 2023-2025 de inversión estadounidense tanto en la inversión residencial (con más de 2.500 transacciones en el segmento medio-alto) como en la inversión institucional (siendo los terceros más activos en 2024 tras los propios nacionales y los británicos).
Y otro de los motivos de esta desaceleración se debe a la gran debilidad del dólar respecto del euro, que desde principios del 2025 ha perdido más de un 12-14% de valor (con cotizaciones cercanas a 1,18-1,20 $ por euro). La incertidumbre ligada a las oleadas arancelarias, al déficit fiscal y al aumento de la deuda pública en EEUU ha alimentado una huida del dólar.