El mayor alivio viene del hecho de que ambas potencias evitaron una escalada que habría perjudicado gravemente la economía global. Trump había amenazado con aranceles del 30% o incluso del 50%, lo que habría sido mucho más dañino para la economía europea. El acuerdo, aunque imperfecto, pone fin a la “paralizante incertidumbre” que había rodeado las relaciones comerciales EEUU–UE.
Schmieding destaca que el acuerdo permite prever una recuperación del crecimiento de la eurozona a partir del cuarto trimestre de 2025, después de cierta debilidad en el segundo y tercer trimestre. Además, no hay razón para que el Banco Central Europeo (BCE) reduzca más las tasas de interés, lo que da algo de estabilidad monetaria. «La noticia debería tener un efecto modestamente positivo en los mercados bursátiles, aunque es probable que estos ya la hubieran descontado en gran parte. El acuerdo parece estar más o menos en línea con las informaciones del miércoles pasado sobre el posible desenlace de las negociaciones entre EEUU y la UE», explica el experto.
No obstante, a juzgar por las ligeras diferencias en los reportes sobre el contenido preciso del acuerdo, algunos detalles aún podrían necesitar definirse, añade. «En cualquier caso, cierta incertidumbre residual permanecerá. Trump sigue siendo Trump, después de todo».
Si bien el arancel del 15% representa un aumento respecto a la tarifa promedio del 4,8% que existía antes de que Trump intensificara las tensiones comerciales, ese 10% adicional está en línea con las previsiones de Berenberg de principios de abril sobre el probable resultado de las tensiones comerciales EEUU-UE. «Esto elimina uno de los principales riesgos a la baja para nuestras proyecciones económicas a corto plazo para Europa».
El acuerdo incluye la exclusión de aranceles para algunos productos estratégicos, como ciertos componentes aeroespaciales, productos agrícolas, químicos seleccionados y materias primas críticas. Esto da un respiro a sectores específicos que podrían haber sido gravemente afectados.
La UE se compromete a comprar 750.000 millones de dólares en productos energéticos estadounidenses, aumentar significativamente la adquisición de equipamiento militar y realizar inversiones adicionales por 600.000 millones de dólares en EEUU. Estas medidas podrían tener un impacto positivo en la cooperación energética y tecnológica bilateral.
Según Schmieding, el acuerdo beneficia desproporcionadamente a EEUU, que logra aumentar sus aranceles y además obtener nuevas concesiones de la UE sin enfrentar represalias significativas. Esto alimenta la narrativa de victoria de Trump, basada en una visión de suma cero, y podría sentar un peligroso precedente para futuras negociaciones.
Aunque el daño inmediato es limitado, las consecuencias estructurales podrían sentirse más adelante. Schmieding estima que las tensiones comerciales con EEUU restarán un 0,3% al crecimiento acumulado de Europa y un 0,5% al de Alemania entre 2025 y 2026. Afortunadamente, el estímulo fiscal alemán podría compensar parcialmente este impacto.Por el lado estadounidense, los nuevos aranceles encarecerán muchas importaciones. Una vez que se agoten los inventarios acumulados antes del acuerdo, los consumidores sentirán el aumento de precios. Se espera que la inflación en EEUU alcance el 3,4% a fines de 2025, lo cual afectará el poder adquisitivo.
Las políticas proteccionistas, junto con restricciones migratorias y ataques institucionales, podrían generar una mala asignación de capital, reduciendo el crecimiento estructural de EEUU del 2% al 1,5%, según Schmieding. Esto incrementa los riesgos fiscales a largo plazo para el país.
Existen discrepancias en los informes iniciales sobre ciertos aspectos del acuerdo, especialmente en relación con los productos farmacéuticos y los metales. La falta de precisión en las declaraciones de Trump añade incertidumbre y deja abierta la puerta a futuras modificaciones unilaterales.