La Unión Europea dio por cerrado el asunto, incluso congelando ayer mismo las represalias económicas que se había guardado en la recámara en caso de que Estados Unidos impusiera de forma unilateral sus tarifas. Pues bien, en apenas horas después de esa decisión, Donald Trump, en una entrevista con la cadena CNBC, ha amenazado ahora con aranceles del 35 % a la Unión Europea.
Trump justificó su nuevo órdago asegurando que Bruselas ya le ha pagado 600.000 millones de dólares «como un regalo», que puede usar «para lo que quiera». Una cifra que ni la Comisión Europea ni ningún otro organismo internacional ha confirmado, pero que él presenta como el resultado de su fuerza negociadora. «Les bajé los aranceles porque pagaron. Me dieron 600.000 millones, y eso no es un préstamo, es dinero para que yo lo invierta en lo que quiera», aseguró el presidente, sin aportar más detalles ni aclarar si se refería a inversiones pactadas, compras comerciales o una cifra simbólica.
Lo cierto es que la amenaza no es nueva, pero su virulencia y su momento —tan solo horas después de que la UE desactivara su respuesta— ha generado desconcierto en Bruselas. Según Trump, si el bloque no cumple «con su palabra» o si cualquier otro país plantea dudas sobre los términos del trato, los aranceles volverán a subir.
La amenaza contra la UE no es aislada. En la misma entrevista, Trump disparó también contra otros socios estratégicos. A la India le advirtió de nuevos aranceles si continúa comprando petróleo ruso, una práctica que, dijo, «financia la máquina de guerra» de Vladimir Putin. Y añadió que podría imponer tarifas del 25 % si Nueva Delhi no modifica su política energética exterior.
Pero el mayor golpe llegó para el sector farmacéutico. Trump anunció un plan para aplicar aranceles progresivos a los medicamentos importados, empezando con un aumento leve, que irá creciendo hasta llegar al 150 % en un año y medio y alcanzará el 250 % a medio plazo. «Queremos que los medicamentos se fabriquen en Estados Unidos», zanjó. Según él, muchas farmacéuticas producen en China, Irlanda y otros países solo por una cuestión de márgenes, y eso se acabará. «Esta es una categoría aparte. No es como el resto del 15 %, son clases excluidas, como el acero o el aluminio», dijo, dejando entrever que las tarifas farmacéuticas tendrán su propio calendario y no estarán sujetas a negociación.
La ofensiva comercial de Trump no pasó desapercibida en los mercados. Wall Street abrió la jornada con avances tímidos, pero con los inversores mostrando nerviosismo ante la imprevisibilidad de la política económica. El Dow Jones apenas subía un 0,08 %, el S&P 500 un 0,05 % y el Nasdaq un 0,03 %. El crudo WTI, por su parte, caía un 1,4 % hasta los 65,36 dólares.
Pero si algo ha dejado claro Trump en esta nueva fase de su cruzada económica es que ningún acuerdo está realmente cerrado y que cualquier país —aliado o rival— puede encontrarse mañana en el punto de mira. La Unión Europea, que ya había enfundado sus armas comerciales, podría verse obligada a desenvainarlas de nuevo.