Y en ese ambiente se tardan en tomar decisiones, pero un a vez que se hace es muy difícil retornar a las posiciones previas de privilegio de las que gozo en su día en esos mismos foros , de lo que además, bue se aprovecho el okupante de La Moncloa para hacerse un “traje” a la europea que le ha durado lo que un bizcocho a la puerta de un colegio.
Y es que nuestra política exterior, mal que nos pese no existe. Según el momento, las circunstancias y los intereses concretos y personales del líder sanchista se hace esto o aquello , se pacta con este o con aquel, se visita a un pais u otro, se acuerde esto o lo de mas allá, de tal forma que los teóricos aliados de España nunca saben cual es la postura española en los determinados asuntos en los que hay que presentar bloques homogéneos.
Pruebas hay todas las que se quieran, pero con dos muestran bastan. El monumental lio de los gastos en defensa es quizá una de las que mejor ilustra toda esta historieta cómica en la que esta pareja de cerebros ha convertido la política exterior sin olvidarnos que de paso han aprovechado para desmontar la diplomacia española, en la que ya nadie sabe cual es su puesto y no digamos cual es el que debe representar allá donde este representado a España.
Pues bien para muchos diplomáticos extranjero aquello de la OTAN y las mentiras y manipulaciones a los que sometieron a medio mundo nuestros ministros con don Pedro a la cabeza se estudiara en las escuelas diplomáticas y en los masteres internacionales correspondientes como caso especial de hasta donde puede llegar la estulticia de un señor que solo piensa en conservar el sillón del poder, para lo cual está dispuesto a todo, incluso a que su propia señora este expuesta ante la opinión pública como una posible delincuente sin que el deterioro de su imagen le preocupe lo mas mínimo.
Y por si fuera poco, ahora resulta que un día si y otro también los trenes de Renfe amargan las vacaciones a los españoles y venden una imagen de España como pais tercermundista incapaz de hacer funcionar los trenes. Pero él y sus ministros con el bañador puesto y disfrutando de los bienes de Patrimonio cual príncipe.