Bajo el título ‘Climate change and workplace heat stress’ (Cambio climático y sobrecarga calórica en el lugar de trabajo), el estudio se basa en cinco decenios de investigación y evidencia científica, e incluye una guía con recomendaciones técnicas, ya que “el aumento de las temperaturas afecta gravemente a la salud y la productividad de los trabajadores”.
Según la OMM, 2024 fue el año más caluroso del que existen registros. Cada vez es más frecuente que las temperaturas superen durante el día los 40 °C e incluso los 50 °C, apuntó, “un claro indicio de que es necesario actuar ya” para hacer frente a los efectos cada vez más graves que la sobrecarga calórica tiene en trabajadores de todo el mundo.
«La sobrecarga calórica ocupacional se ha convertido en un desafío social en todo el mundo, y ya no afecta sólo a los países próximos al ecuador, como lo demuestra la reciente ola de calor en Europa», declaró la secretaria general adjunta de la OMM, Ko Barrett. En su opinión, «proteger a los trabajadores del calor extremo no es solo un imperativo de salud, sino una necesidad económica». El informe explica que “la frecuencia e intensidad de los eventos de calor extremo” ha aumentado considerablemente, y ello acentúa los riesgos para quienes trabajan tanto al aire libre como en interiores.
Según sus conclusiones, los riesgos para la salud incluyen la insolación, la deshidratación, la disfunción renal y los trastornos neurológicos. “Todos ellos representan una amenaza para la salud y la seguridad económica a largo plazo”. Aproximadamente la mitad de la población mundial sufre las consecuencias adversas de las altas temperaturas, recalcó. Por todo ello, el informe pide desarrollar planes de acción ocupacionales contra el calor, adaptados a sectores y regiones concretas y formulados en colaboración con empresarios, trabajadores, sindicatos y expertos en salud pública.
Entre otras medidas, recomienda elaborar planes personalizados, que tengan en cuenta las características meteorológicas locales, profesiones concretas y la vulnerabilidad de los trabajadores; dedicar especial atención a los trabajadores de mediana edad y de edad avanzada, las personas con afecciones crónicas y las personas con menor condición física; impulsar actividades de educación y sensibilización dirigidas a personal de respuesta inicial, profesionales de la salud, empleadores y asalariados, a fin de que sepan identificar los primeros síntomas y actuar, e implicar a todos los sectores relacionados con el ámbito del trabajo, como empresarios y sindicatos.