La petrolera cuantificó en 175 millones de euros las pérdidas provocadas en la compañía por la caída del sistema energético. El consejero delegado, ha confirmado que se está «articulado el caso legal» para reclamar los costes financieros sobre las instalaciones industriales de la compañía. El impacto económico se produjo fundamentalmente, según ha detallado hoy el CEO de la compañía durante un foro celebrado por ‘El Economista’ por la paralización a la que se vieron abocadas sus refinerías y polos químicos. A ello suma el parón del suministro eléctrico que se produjo en sus centros de Cartagena y Puertollano, siempre por causas ajenas a Repsol, los días 22 de abril y 16 de junio.
Imaz ha evitado citar culpables del apagón y ha adelantado que esperarán a que la Justicia o el informe de la CNMC determinen las responsabilidades del apagón.
En el mismo foro, el consejero delegado de Moeve. Wetselaar también ha hecho referencia a las consecuencias del apagón del 28 de abril pasado. Ha apuntado que en el caso de Moeve el impacto económico se ha cuantificado en 50 millones de euros. Se ha mostrado dispuesto a iniciar los procesos para recuperar el dinero perdido. Para ello, ha reconocido que se abrirá un largo proceso, que incluso ha estimado que podría prolongarse cinco años, y en el que será necesario determinar las responsabilidades para poder reclamar. Wetselaar no ha ocultado que «no será nada fácil» resarcir el perjuicio económico provocado por la caída del sistema pero que llevarán a cabo las acciones para intentarlo.
En el caso de BP España, su presidenta, Moraleda, ha asegurado que pudieron mantenerse operativos en 1.200 estaciones de servicio «por medios propios»: «Pudimos mantener la operación segura durante las doce horas del apagón por medio propios, operamos en modo isla hasta que fuimos capaces de conectarnos a la red».
«Creemos en Estados Unidos”.y en ese sentido, Imaz considera que España puede afrontar una posible prohibición total de la Unión Europea a la importación de gas ruso gracias en gran parte al suministro procedente de Estados Unidos.
El ejecutivo ha destacado que los contratos de Repsol con Estados Unidos suponen ya el 30% del consumo nacional de esta materia prima, una baza estratégica frente a las incertidumbres del mercado internacional. Sin embargo, el respaldo a Washington vino acompañado de críticas a Bruselas. Imaz ha acusado a la UE de cometer “errores” al renunciar a producir gas en territorio europeo y de practicar una “hipocresía continental”, al presumir de reducción de emisiones mientras externaliza su producción y, con ella, parte de su huella de carbono.
Sobre la posible prohibición del gas ruso, Imaz ha explicado que las empresas necesitan que sea una decisión legal a nivel de la Unión Europea para poder romper sus contratos con Rusia por causa mayor, ya que si no es así se exponen a multas si dejan de pagar. «Si las autoridades europeas entienden que hay que hacerlo Repsol y el sistema español están preparados», ha concluido. En este sentido, cabe destacar que España redujo en julio las importaciones de gas ruso un 72% hasta su nivel más bajo desde que empezó la guerra en Ucrania. Rusia pasó de ser el tercer mayor proveedor de España de gas en junio al quinto en julio, con el 6,9% del suministro, frente al 21,3% de 2024. En su conjunto, las importaciones de gas de España en julio ascendieron un 11,6%, hasta los 30.949 GWh, de los cuales 2.150 GWh procedieron de Rusia.
El consejero delegado de Moeve, Wetselaar, ha introducido un matiz más cauteloso. Aunque coincide en la necesidad de diversificación del suministro, ha alertado sobre los riesgos de apoyar la competitividad europea únicamente en el gas estadounidense, cuyo transporte multiplica por tres el coste energético. “No podemos basar la economía en combustibles fósiles si queremos ganar al resto del mundo”, ha advertido, apostando en cambio por acelerar la transición hacia una economía verde. «Tenemos que desarrollar la economía verde», ha advertido Wetselaar, ya que según ha advertido «si seguimos basando la economía en combustibles fósiles no vamos a ganar al resto del mundo». A este respecto, ha recordado a Imaz que «reservas de petróleo y gas no tenemos en Europa».
El debate ha dejado claro que, mientras España y Europa buscan blindarse ante un posible corte definitivo del gas ruso, hay dos vías igual de válidas y complementarias para afrontar este escenario: confiar y depender de EE UU como solución más inmediata y a la vez apostar por la energía renovable como garantía de futuro. De hecho, aunque el foco de Repsol en el debate ha estado centrado en el gas de EE UU, el pasado mes de julio Imaz reafirmó el compromiso de Repsol por seguir invirtiendo en EE UU en renovables tras implementarse un nuevo marco normativo positivo.