En una entrevista en «Financial Times», O’Leary ha declarado que volverá a Madrid en dos semanas para, «probablemente», anunciar la supresión de otro millón de plazas para el próximo verano. «Si los precios en la España regional son demasiado altos, vuelo a otro lugar», ha agregado el ejecutivo de Ryanair, que ha insistido en que si el gobierno español no es capaz de convencer a Aena de que dé marcha atrás en esta subida de tasas «no tengo ningún interés en atenderlos».
La amenaza de O’Leary tensa así todavía más la relación que la aerolínea mantiene con Aena, el gestor aeroportuario español controlado en un 51% por el Estado. La compañía considera que Aena no ha cumplido con su palabra subiendo las tarifas al aumentar el año que viene en 68 céntimos por viajero estos peajes y le ha exigido que las rebaje para mantener su operativa en algunos aeropuertos regionales españoles.
De momento, la aerolínea anunció la semana pasada que, de cara a la temporada de invierno, va a reducir su oferta en un millón de asientos al cerrar su base de Santiago, cancelar todos los vuelos a Vigo y Tenerife Norte y reducir su capacidad en Asturias, Santander, Zaragoza y Canarias. Este recorte se suma al de 800.000 asientos que ya aplicó para la temporada de verano en otros aeropuertos regionales como Jerez y Valladolid, donde ha dejado de operar.
Las presiones de Ryanair, sin embargo, no han surtido efecto ni en Aena ni en el Gobierno, que consideran que la compañía trata de chantajearlos para ganar más dinero. Según ha argumentado el ministro de Transportes, Óscar Puente, el hecho de que aerolíneas como Iberia Express, Vueling, WizzAir y Binter hayan comenzado a ocupar el espacio que la compañía irlandesa ha dejado en algunos de estos aeropuertos demuestra que se trata de destinos rentables.