El núcleo inflacionista –que recoge los precios de los bienes no energéticos y los servicios– se situó en el 2,6%, una décima más que el mes anterior. El resultado del índice general ha sido el previsto, mientras que en el subyacente se ha producido una desviación de una décima con respecto a lo esperado.
Por subgrupos, la mayor desviación se ha producido en los alimentos elaborados, aunque ha sido contrarrestada por otra en el sentido contrario en la energía.
Los precios de los alimentos elaborados se encarecieron ligeramente en agosto, elevando su tasa de inflación en una décima porcentual hasta el 1,4%. Si eliminamos el aceite, que presenta una caída interanual del 43,7%, y el tabaco, la inflación de este subgrupo es sensiblemente mayor, del 3%, y con tendencia ascendente.
Destacan las subidas, a lo largo del año, de los productos lácteos y preparados de carne. Los bienes industriales no energéticos (BINE) también elevaron ligeramente su tasa hasta el 0,7%, una tasa aún reducida, pero lentamente en ascenso desde el 0,5% registrado en los primeros meses del año. Dentro de este grupo, por ejemplo, el vestido y calzado ha pasado de tasas de inflación en torno a cero en enero y febrero, a tasas del 0,8-0,7% en julio y agosto. Los servicios también elevaron la suya en una décima porcentual hasta el 3,5%. Este grupo, que desde hace más de año y medio se ha movido de forma consistente en torno al 3,5%, sigue sin ofrecer señales de moderación. Los servicios relacionados con el turismo se encuentran entre los más inflacionistas, pero las tensiones son muy generalizadas. Por ejemplo, entre las categorías con tasas superiores al 4% se encuentran peluquerías, electricistas, fontanería, seguros, etc. También el transporte público urbano incrementó sensiblemente su tasa de inflación recientemente, tras la retirada de los descuentos instaurados al inicio de la etapa inflacionista.
En cuanto a los componentes más volátiles, los alimentos no elaborados redujeron sensiblemente su tasa hasta el 5,8%, tras haber experimentado una reducción igualmente importante el mes anterior, desde el 8% —máximo anual hasta el momento— hasta el 7,2% (cuadro 2). No obstante, la mayor parte de estos descensos se explican por la cuantiosa bajada de la inflación en la fruta, con un elevado peso dentro del grupo. La inflación mantiene una tendencia ascendente en numerosos productos, como las carnes o los huevos. En cuanto a los productos energéticos, la inflación ascendió una décima porcentual hasta el 3,4%. En suma, la tasa de inflación se ha mantenido estable en agosto, pero persisten tensiones inflacionistas en los servicios y en gran parte de los alimentos.
Previsiones
El precio del crudo continúa estable en torno a 67 dólares. En el escenario central de previsiones se mantiene la hipótesis de que la cotización de esta materia prima se sitúe en torno a 70 durante todo el periodo de previsión. No hay apenas cambios en las previsiones con respecto a las publicadas en julio. Se espera un aumento de la inflación en septiembre hasta el 3%, y un posterior descenso hasta el 2,5% en diciembre, con una media anual del 2,6% en la tasa general y del 2,3% en la subyacente.
Para 2026, las tasas medias anuales previstas se mantienen en el 1,9% y el 2% para la general y subyacente, respectivamente (cuadro 2). En un escenario alternativo en el que el precio del crudo asciende hasta alcanzar los 80$ al final de este año, y se mantiene en ese nivel en todo 2026, las tasas medias anuales serían del 2,6% y del 2,7% en 2025 y 2026, respectivamente
Finalmente, en un escenario en el que el precio de esta materia prima desciende a lo largo de los próximos meses hasta 60$, y se mantiene estable en ese nivel durante 2026, las tasas medias anuales serían del 2,5% en 2025, y del 1,2% en 2026 .