La agencia crediticia ha aumentado la nota de la deuda española de A a A+, debido al vigoroso crecimiento económico, así como al positivo impacto de la inmigración en el mercado laboral y el éxito de las exportaciones con baja exposición a la política arancelaria de Trump. Según el informe de S&P, una década de desapalancamiento del sector privado en España ha llevado a nuestro país a una equilibrada hoja de balance exterior, disminuyendo la sensibilidad de la economía a modificaciones de las condiciones financieras externas. Ello ha provocado un aumento de la resiliencia de España frente a los ‘shocks’ económicos, según la agencia.
Por otro lado, S&P ha señalado que reducirían la calificación ante un deterioro presupuestario que provocara una posible reversión de las «recientes mejoras en las dinámicas de deuda externa y gubernamental». En palabras de la agencia, ello podría resultar en ‘slippages’ presupuestarios, en un contexto de elevada fragmentación política. En este sentido, la agencia no descarta que las tensiones comerciales puedan, eventualmente, erosionar el superávit comercial de España.
El ministro de Economía, Cuerpo, ha señalado que la nota de deuda de ‘A’ a ‘A+’ es una «buena noticia». «Esta mejora en la calificación es el reflejo de la fortaleza de nuestra economía», ha indicado en un vídeo publicado en ‘X’. Cuerpo también ha señalado que España va a registrar este año «una vez más» el «mayor crecimiento entre las economías avanzadas del mundo», todo ello «a pesar del contexto internacional incierto y la ralentización económica de nuestros principales socios».
La agencia prevé que el PIB español avance un 2,6 % en 2025, triplicando la media de la eurozona. La expansión se apoya en una demanda interna robusta, inversión privada y fondos europeos NextGenerationEU, así como en un mercado laboral dinámico con migración orientada a cubrir vacantes. La diversificación hacia servicios de alto valor añadido –tecnología, transporte y servicios empresariales– ha reducido la dependencia del turismo y aumenta la capacidad de resistencia ante shocks externos.
El principal punto débil sigue siendo la elevada deuda pública, cercana al 100 % del PIB, y un déficit que apenas se reducirá al 2,6 % en 2028, subraya S&P. Además destaca que la ausencia de presupuestos desde 2023, el gasto indexado a la inflación y las tensiones dentro de la coalición del PSOE limitan una consolidación fiscal más ambiciosa. Las recientes acusaciones de corrupción añaden fragilidad política y amenazan la aprobación del presupuesto de 2026. S&P mantiene una perspectiva estable al considerar que el sólido crecimiento y el saneamiento externo compensan los riesgos fiscales. El sistema bancario se presenta robusto, con activos problemáticos en mínimos de una década (4,3 %) y beneficios apoyados en un crédito prudente y tipos de interés todavía elevados. Solo un deterioro del déficit o de la balanza por cuenta corriente podría motivar una rebaja de la calificación en los próximos años.