En conjunto, se prevé que el dinamismo de la economía mundial se mantenga moderado, con un 2,4%, tanto en 2025 como en 2026. Esto supone una revisión a la baja para todos los principales mercados, motivado por los numerosos cambios políticos e incertidumbres que está generando la nueva administración de Estados Unidos.
Así, el crecimiento medio del PIB mundial se ha reducido un 0,2% para este año y un 0,4% para 2026. En cuanto a la zona euro, se verá muy afectada por la menor demanda derivada de la guerra comercial, con un recorte del 0,4% para 2026 sobre las previsiones de marzo. Así, se prevé un ligero crecimiento del 1,1% en 2025 y de apenas el 0,8% el próximo año.
Aunque se espera que la inflación continúe su descenso gradual, siguiendo la evolución del primer semestre de 2025, una escalada de las tensiones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos podría lastrar aún más el crecimiento y reavivar las presiones inflacionistas.
Por su parte, la economía norteamericana se enfrenta a la caída más significativa en las previsiones de crecimiento, alcanzando el 0,5% para 2025 y el 0,7% para 2026, siendo uno de los principales perjudicados de su propia política económica y comercial. Según el estudio de la aseguradora de crédito, el PIB de Estados Unidos sufrirá un ligero repunte del 1,5% este año y del 1,8% en 2026.
Su errática política económica y comercial está provocando volatilidad financiera, una menor confianza en las instituciones estadounidenses y unas perspectivas pesimistas sobre la evolución del comercio mundial. En este contexto, las empresas y los hogares se muestren muy reacios a gastar, lo que tiene un efecto negativo en la inversión y el consumo, especialmente en bienes duraderos y servicios como los que prestan los hoteles y restaurantes.
En este contexto, una reescalada de la guerra comercial a niveles similares a los de abril provocaría una paralización casi total de la economía mundial en 2026. La previsión es que la incertidumbre geopolítica persista, aunque se estabilice la política comercial. Además, es más probable que se produzcan perturbaciones de la oferta, como la crisis energética relacionada con la invasión rusa de Ucrania o el conflicto en Oriente Medio. Esto podría aumentar el riesgo de crisis económicas globales.