Como explica el último Focus on Spanish Society, publicación editada por Funcas, en las últimas décadas todos los países europeos han visto crecer paulatinamente la esperanza de vida, una de las grandes conquistas de las sociedades modernas, fruto de la mejora de las condiciones de vida, la alimentación y la atención sanitaria.
El mapa europeo muestra un patrón claro: los países del sur y algunos del norte lideran la longevidad, mientras que los del este -sobre todo Letonia, Bulgaria, Rumanía y Hungría- se sitúan en los niveles más bajos, con diferencias de más de ocho años a lo ancho del continente.
Las mujeres europeas viven de media 84,4 años, frente a 79,2 los hombres. España repite este patrón, pero con una brecha algo mayor: las españolas son las más longevas de Europa, con 86,7 años, uno más que las francesas, mientras que los españoles, con 81,3 años, ocupan el quinto puesto, a solo 0,4 años (cinco meses) de Luxemburgo y Suecia, que comparten la primera posición con 81,7 años. La diferencia entre mujeres y hombres se ha reducido en España en las tres últimas décadas. En 1990, las mujeres vivían de media 7,3 años más que los hombres (9,1% más); en 2023, la brecha bajó a 5,4 años (6,2%). La razón es que los hombres han ganado más esperanza de vida (+8 años desde 1990, frente a +6,1 en las mujeres).
El liderazgo español se refuerza al analizar los datos regionales. Madrid encabeza el ranking de las regiones europeas, con 86,1 años de esperanza de vida, seguida de Navarra (4o puesto) y Castilla y León (6o). En total, 15 comunidades autónomas se encuentran en el top 50 europeo (de 242 regiones con datos disponibles). Solo Canarias (82,8 años), Andalucía (82,7), Melilla (81,6) y Ceuta (81,3) quedan fuera.
El caso de las mujeres es aún más llamativo. En Madrid alcanzan los 88,3 años de esperanza de vida, cifra solo superada por la de Åland (Finlandia). Castilla y León (87,7), Navarra (87,6) y el País Vasco (87,4) completan el top 5 europeo. En este ranking, 10 regiones españolas figuran entre las 15 primeras. Un ejemplo ilustra la magnitud de las desigualdades regionales y de género: una mujer en Madrid vive 8,3 años más que un hombre en Andalucía, lo que equivale a un 10,3% más de vida.
El aumento de la esperanza de vida también tiene un impacto directo en la forma en que viven las personas mayores. En Europa, el panorama es diverso: en los países bálticos y nórdicos, más del 40% de los mayores de 65 años viven solos, mientras que en el sur y el este es más común compartir vivienda con la pareja y/o con familiares. España se distingue por tener uno de los porcentajes más bajos de mayores que viven solos, un 23% frente al 32% de la media europea. En cambio, casi dos de cada tres mayores viven en pareja y el 22% convive con familiares, una cifra muy superior a la media europea, del 12%. Se observan, sin embargo, claras diferencias de género, en consonancia con la diferente longevidad de unos y otras. En España, el 30% de las mujeres mayores vive sola, frente al 14% de los hombres.
Este Focus on Spanish Society también se ocupa de la evolución de la brecha de género ideológica entre los jóvenes. Hay evidencias de que la llamada Generación Z, es decir, los que en 2025 tienen menos de 28 años, ve el mundo de manera distinta a las generaciones anteriores. La tradicional diferencia ideológica entre hombres y mujeres jóvenes parece haberse invertido: ellos tienden ahora más hacia la derecha que ellas, tendencia visible en EEUU, gran parte de Europa, Asia e incluso algunos países de África.
En España, este cambio se ha acelerado en los últimos años. Desde 2020, los jóvenes ya no son el grupo más de izquierdas, y la brecha ideológica entre hombres y mujeres ha crecido desde 2014. La explicación está en un giro leve hacia la izquierda de las jóvenes, que parece haberse frenado en 2024, y, sobre todo, en un desplazamiento claro hacia la derecha entre los hombres jóvenes. En 2024, ellos se situaron en una media de 5,4 en la escala ideológica de 0 (izquierda) a 10 (derecha), frente al 4,4 de ellas, lo que supone la mayor distancia registrada entre ambos sexos, distancia que en otros grupos de edad no existe.
En comparación con otros 19 países de la UE, los hombres jóvenes españoles son algo más de derechas que la media (5,4 frente a 5,1), solo por detrás de Polonia, Lituania, Eslovenia, Finlandia, Eslovaquia y Letonia. Las mujeres, en cambio, están por debajo de la media europea (4,4 frente a 4,6), lo que coloca a España entre los países en que ellas son más de izquierdas. En conjunto, la brecha ideológica española es la sexta mayor de Europa, solo por detrás de las de Portugal, Suecia, Polonia, Finlandia y Bélgica.
El caso español encaja en la tendencia internacional de polarización ideológica entre hombres y mujeres jóvenes. Los datos muestran que esta división coincide con diferencias en la percepción de desigualdad de género en el mercado laboral, mientras que en otros actitudes o percepciones habitualmente consideradas como progresistas, como los derechos de gays y lesbianas, la inmigración o el cambio climático, la juventud española, tanto hombres como mujeres, mantiene posturas más bien afines a ese enfoque.