La medida se produce en un contexto de inflación contenida en el 2,7–2,9% y de enfriamiento del mercado laboral estadounidense: según el Bureau of Labor Statistics, en agosto el desempleo subió al 4,3% y la creación de empleo se limitó a 22.000 nuevos puestos de trabajo, frente a expectativas mucho más elevadas.
Las bajadas de tipos son más que probables y nos situaremos en los tipos de interés en Estados Unidos alrededor del 3,5–3,75% de aquí a final de año, porque en su primera intervención Powell precisó: “esta bajada de tipos de interés de un cuarto de punto es totalmente asumible, no hay ninguna repercusión importante en la economía”.
Por lo tanto no es es descartable que se continúen bajando tipos en el sentido de que hay bastante margen sin recalentar la economía.
Es mas, probablemente se sitúe más en el 3,5 que en el 3, porque la economía está muy fuerte. Si se bajasen demasiado los tipos, la acelerarían innecesariamente”.
Hay indicios muy claros y declaraciones directas del presidente Donald Trump y de su entorno de que quieren controlar las decisiones de la FED. Eso supone un riesgo muy elevado, porque minar la independencia del organismo afectaría muy negativamente al mercado y a la confianza de los inversores.
El mensaje de Powell es de prudencia y de coherencia con sus decisiones anteriores, lo que le deja las manos libres para actuar conforme evolucionen los datos económicos