La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha elevado su previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en dos décimas para este año, hasta el 2,6%. Una proyección que triplica la del conjunto de la zona euro.
Así se recogen en el informe ‘Perspectivas Económicas’ publicado este martes, donde la OCE también revisa al alza, en una décima, la previsión de crecimiento español para 2026, hasta el 2%. De esta manera, las estimaciones de la OCDE son algo menos optimistas que las del Gobierno, que hace unos días actualizaba el cuadro macroeconómico, elevando la previsión de crecimiento del PIB español para 2025 una décima, hasta el 2,7%, y manteniendo el 2,2% para 2026. «El crecimiento del PIB seguirá impulsado por un notable dinamismo del consumo y la inversión. A su vez, la previsión es que el crecimiento del empleo siga siendo compatible con incrementos de la productividad», ha explicado el ministro de Economía, Cuerpo, quien cree que «tiene que ir bien la economía española para que podamos ser capaces de reforzar el estado del bienestar y que el crecimiento llegue al día a día de los ciudadanos».
No obstante, desde el Ministerio destaca que las proyecciones de la OCDE «no recogen la revisión de la Contabilidad Nacional del INE que, entre otros ajustes, eleva el crecimiento del PIB de España en 2024 tres décimas al 3,5%, principalmente por un mayor avance de la inversión de lo calculado inicialmente».
En cuanto a la evolución de los precios, las previsiones de la OCDE apunta a que la inflación se situará en el 2,6% y 2% en 2025 y 2026, respectivamente, con una revisión al alza de dos y una décima. Para la tasa subyacente, se mantiene la proyección en el 2,3% para este año y se baja una décima, al 1,9%, para el próximo.
Por otro lado, la organización también ha actualizado sus previsiones para la eurozona, donde calcula que el crecimiento del PIB sea del 1,2% en 2025 y del 1% en 2026, «con el aumento de las fricciones comerciales y la incertidumbre geopolítica compensada en parte por las condiciones crediticias más favorables». Supone una revisión de dos décimas al alza y dos décimas a la baja, respectivamente. La marcha de España sobresale sobre el resto de las principales economías de la eurozona. La OCDE sitúa el crecimiento de Alemania en el 0,3% en 2025 y el 1,1% en 2026, el de Francia en el 0,6% y el 0,9% y el de Italia en el 0,6% ambos años.
Mientras, la inflación de la zona euro se colocará en el 2,1% en 2025 y 1,9% en 2026, siendo en ambos casos una décima por debajo de las anteriores previsiones. La tasa subyacente se situará en el 2,4% este año y el 2% el próximo.
A nivel global, las últimas perspectivas económicas de la OCDE remarcan que «los riesgos bajistas son considerables, a medida que el aumento de las barreras comerciales y la incertidumbre en materia de política económica y de geopolítica siguen lastrando la actividad en muchas economías». De hecho, apuntan a una desaceleración del crecimiento mundial hasta el 3,2% en 2025 y hasta el 2,9% en 2026.
«La economía mundial ha mantenido su resiliencia, pero aún no se ha dejado sentir el impacto total del aumento de los aranceles y de la incertidumbre en materia de políticas. Se espera una moderación del crecimiento económico mundial al tiempo que sigue habiendo unos riesgos considerables y se mantienen las preocupaciones en torno a la sostenibilidad fiscal y la estabilidad financiera», afirma el secretario general de la OCDE, Cormann. Considera que para reforzar las perspectivas de crecimiento económico «es fundamental garantizar una resolución duradera de las tensiones comerciales». Por ello, recomiendan que los gobiernos «colaboren de forma productiva para conseguir que los acuerdos comerciales internacionales sean más justos y funcionen mejor, de manera que se preserven los beneficios económicos de los mercados abiertos y del comercio mundial basado en normas».
Además, desde la organización creen que «los bancos centrales deben permanecer alerta y reaccionar con prontitud ante los cambios que se produzcan en el equilibrio de los riesgos para promover la estabilidad de precios. Si las expectativas de inflación se mantienen bien ancladas, debería continuarse con los recortes de los tipos de interés oficiales en aquellas economías en las que se prevea que la inflación se modere hacia el objetivo del banco central». En vista del aumento de las presiones presupuestarias y el elevado nivel de deuda pública, ven necesario «adoptar una disciplina fiscal que permita a los gobiernos salvaguardar la sostenibilidad de la deuda a largo plazo y mantener el margen para reaccionar ante futuros impactos negativos. Para garantizar la estabilización de la carga de la deuda, es fundamental establecer trayectorias creíbles de ajuste a medio plazo, con mayores esfuerzos para contener y reasignar el gasto y optimizar los ingresos.
«Será fundamental adoptar unas reformas estructurales más enérgicas para impulsar el nivel de vida de forma sostenida y aprovechar las ventajas potenciales de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial», ha señalado el economista jefe de la OCDE, Pereira.