Y es que Ribatejo es la prueba de que Portugal nunca se agota. Esta región histórica, cuyo nombre indica su ubicación “sobre el Tajo”, muestra una identidad propia marcada por la elegancia de caballo lusitano, la cetrería real o las fiestas populares al son del fandango. En sus tierras fértiles, la agricultura y la ganadería definen el modo de vida ribatejano, invitando al viajero a descubrir sin prisas un destino repleto de patrimonio, tradición y autenticidad.
Ribatejo ha sabido conservar la riqueza de su cultura y sus tradiciones, fuertemente ligadas a los ciclos de la agricultura y animales como el caballo lusitano, cuya elegancia y destreza se muestra cada noviembre en la Feira do Cavalo de Golegã. También la cetrería, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2016, desempeña un papel central, con la Cetrería Real de Salvaterra de Magos como máximo representante de la actividad de cazar con aves rapaces entrenadas.Las festividades locales, siempre animadas por los bailes y músicas propios del fandango, son una ocasión excelente para continuar conociendo ese modo de vida. En estas celebraciones pueden verse símbolos tan potentes como la vestimenta típica de los campesinos, conformada por llamativos chalecos rojos y boinas verdes.
La historia de la región se encuentra en cada rincón de sus calles. La capital, Santarém, presume de ser la capital del gótico portugués, atesorando iglesias, conventos, monasterios y otros edificios de gran belleza construidos entre los siglos XIII y XIV. El Convento de San Francisco, considerado uno de los templos góticos más importantes del país, es una parada imprescindible, aunque tampoco puede faltar una visita a la animada plaza Sá da Bandeira o a la Catedral, admirando la gran colección de arte religioso en el museo adjunto.
Otro de los monumentos más representativos es la Casa Museo de los Patudos, en Alpiarça, un llamativo edificio de estilo modernista que acoge una colección de objetos decorativos y obras de arte.
El Tajo moldea los diversos paisajes de la región: desde las lezírias, grandes extensiones de arrozales y trigales en la ribera, con vacas y caballos pastando en libertad; hasta las zonas de viñas y olivares. La Reserva Natural del Estuario del Tajo es la zona húmeda más extensa del país, un lugar privilegiado para observar las aves autóctonas y hacer rutas a pie o en bici, aunque los amantes del senderismo también pueden explorar los Caminos de Santiago de Alentejo y Ribatejo. Otros puntos de gran interés natural se encuentran en el Algar do Pena, la cueva cárstica con la mayor sala subterránea del país; el recorrido prehistórico del yacimiento del Vale de Meios, donde pueden verse huellas de dinosaurios; o las salinas de Rio Maior.
El viaje por el Ribatejo se completa en la mesa, donde los sabores del río y de la tierra se combinan en platos sencillos pero repletos de sabor. En una ruta de tabernas y restaurantes, el visitante degustará la sopa da pedra (literalmente, “sopa de piedra”), una especie de cocido a base de alubias, carne, embutidos y verduras; el toro al horno o las elaboraciones con bacalao o sardinas. Los vinos son un acompañante imprescindible, siendo Ribatejo una Denominación de Origen Controlada, con multitud de quintas y bodegas en las que descubrir su historia. Los más foodies también pueden asistir, del 16 al 26 de octubre, al Festival de Gastronomía de Santarém, descubriendo toda la diversidad culinaria de la zona.