Por mucho que los grandes números acompañen no deja de ser un hecho preocupante que la inflación empiece a descontrolarse y llevemos unos meses en los que poco a poco nos acercamos a la fatídica cifra del 3%. Y es que mal que nos pese las autoridades económicas andan mas entretenidas con la política que con la realidad económica de un día a día que es una cuesta cada vez mas pina para muchas familias y no digamos nada de los jóvenes que inician una vida profesional con sueldos que no les permiten intentar ni siquiera alquilar una vivienda y tienen que conformarse con independizarse de sus padres en una habitación de escasos metros cuadrados.
Pero de esa parcela de la economía, el Gobierno solo quiere hablar cuando se acercan unas elecciones y entonces lanza unos mensajes engañosos, con muchos planes de inversión, con ayudas de todo tipo y condición que a los pocos meses se quedan en nada, pero eso les da para los grandes titulares que colocan en los medios afines y dan la imagen de que pronto se va a arreglar todo.
Sin embargo la realidad es que el principal instrumento económico para cualquier Gobierno, los presupuestos, son un elemento desconocido para el gabinete Sánchez, con un equipo en Hacienda incapaz incluso de preparar un techo de gasto que compartir con sus propios grupos, con aquellos que apoyaron a Sánchez y le llevaron hasta La Moncloa e iniciara así la elaboración de unos PGE que luego discutir, negociar y aprobar. ^Pues ni de eso son capaces, o al menos, no lo han sido hasta ahora y menos mal que España tuvo la suerte de lograr unos fondos europeos mas que generosos, de no ser por ellos, nuestra economía habría entrado en una perniciosa espiral de la que nos seria casi imposible salir.
Pero de todo eso no conviene ni hablar y por eso nos peleamos con Gaza y el genocidio de las narices, cuando el mal, los problemas los tenemos a flor de piel y en casa,