En concreto, Lagarde ha explicado que, «con los tipos de interés oficiales ahora en el 2%», el banco central se encuentra «bien posicionado para responder si los riesgos para la inflación cambian o si surgen nuevos shocks» que amenacen el objetivo del 2% interanual. Sin embargo, el escenario base del banco central no incluye grandes alteraciones en los precios, ya que considera que «los riesgos para la inflación parecen bastante contenidos en ambas direcciones».
«Por nuestra parte, no podemos comprometernos de antemano con ninguna trayectoria futura de tasas, ya sea de acción o de inacción. Debemos mantenernos ágiles y preparados para responder a los datos conforme se vayan obteniendo», ha precisado Lagarde durante su intervención en la IV Conferencia de Política Monetaria Internacional del Banco de Finlandia.
Esta moderación de los riesgos inflacionarios responde, según ha expresado Lagarde, a que los aranceles impulsados por el Gobierno de Estados Unidos están teniendo un efecto menor al esperado en los precios, aunque la presidenta del BCE cree que en el seno del organismo deben «permanecer atentos a la posibilidad de que no todas las consecuencias sean visibles hoy, y que aún puedan avecinarse nuevas crisis». «Consideramos que los riesgos de inflación son bilaterales, con escenarios plausibles que podrían desviar la inflación en cualquier dirección. Sin embargo, a medida que se ha ido obteniendo nueva información, el abanico de riesgos en ambos sentidos también se ha reducido. Nuestro análisis de escenarios también apunta a que los riesgos de inflación se mantienen bien contenidos», ha valorado.
En particular, Lagarde cree que «la ausencia de represalias significativas de la UE ha reducido el riesgo de que el aumento de los aranceles de importación impulse la inflación por encima del nivel base». «Si las tensiones comerciales se reactivaran, el personal técnico proyecta una inflación solo moderadamente menor en 2027, lo que refleja un crecimiento más débil. En cambio, un mayor gasto en equipos de defensa solo elevaría la inflación modestamente, dado su peso relativamente bajo en la cesta de la compra», ha agregado.
El personal del BCE también ha examinado «escenarios que afectarían los precios de forma más directa: a la baja, una mayor reducción de los precios de exportación chinos como respuesta estratégica a los aranceles; y, al alza, cuellos de botella más pronunciados en las cadenas de suministro globales».
«En ambos casos, sin embargo, el impacto sería limitado bajo supuestos razonables, con una inflación en 2027 que variaría solo entre 0,1 y 0,2 puntos porcentuales».