España registró su segundo mejor dato histórico en inversión productiva, con un volumen bruto de 38.835 millones de euros y un flujo neto de 24.165 millones. Además, la estructura de la inversión se está diversificando: en la primera mitad de 2025, el 40 % de los flujos recibidos en España corresponden a nuevas inversiones productivas (greenfield o brownfield), frente al 29 % de las adquisiciones, lo que indica un mayor peso de proyectos con impacto directo en la creación de empleo y el desarrollo tecnológico.
Esta tendencia, ha contribuido a fortalecer la confianza inversora, que se traduce en más de 20.500 empresas de capital extranjero reportando al Registro de Inversiones y en 2,07 millones de empleos vinculados a la IED, el 9,7 % del total de la población ocupada.
El papel de España como receptor de inversión extranjera se apoya también en su red de centros de operaciones financieros europeos. Países Bajos y Luxemburgo canalizan el 36 % del stock total de IED en España, lo que refuerza el papel del país como “nodo estratégico dentro del mercado europeo”. La contribución de las filiales extranjeras al tejido productivo español resulta clave. Más de 15.600 filiales en los sectores industriales, comerciales y de servicios no financieros aportan un 30% de la cifra de negocios nacional, un 43 % de las exportaciones y un 33 % de la inversión bruta en activos materiales.
La inversión extranjera no solo se concentra en los principales polos económicos, sino que alcanza a todo el territorio nacional, con más de 36.000 empresas controladas por capital extranjero distribuidas por las diferentes comunidades autónomas.
Asimismo, los proyectos greenfield —considerados un indicador adelantado de la IED— siguen ganando peso: en 2024 se anunciaron 1.054 nuevos proyectos, por un valor de 61.758 millones de euros, máximo histórico, y con una previsión de creación de más de 70.500 empleos.