Con solo tres meses para cerrar el año, parece difícil que el crecimiento se aleje del 3%.
Una vez más, la economía española vuelve a sorprender positivamente a propios y extraños. El INE, en su revisión anual de las series de contabilidad nacional, ha reestimado el crecimiento de los últimos años al alza. Así, en el 2T 2025, el PIB se situaba 0,5 p. p. por encima de lo estimado inicialmente. Además, crecía un 3,1% inter-anual, 0,3 p. p. más que en la estimación inicial. Esta información, combinada con el dinamismo que hemos seguido observando en el 3T, ha llevado a CaixaBank Research a revisar el crecimiento previsto para 2025 del 2,4% al 2,9%. Con solo tres meses para cerrar el año, parece difícil que el crecimiento se aleje del 3%.
De cumplirse este pronóstico, la economía española habrá crecido a un ritmo promedio del 3% desde que recuperó los niveles previos a la pandemia, en 2022. En cambio, los pronósticos de los analistas no eran tan optimistas. Las previsiones realizadas a principios de cada año apuntaban a un crecimiento del 1,5% en promedio. El error de previsión fue especialmente importante en 2024. A principios de año se esperaba un crecimiento del 1,3% y acabó siendo del 3,5%. En enero de este año, el consenso de analistas esperaba un crecimiento del 2,3% y todo apunta a que la sorpresa, o el error de previsión, volverá a ser remarcable.
Ello contrasta con el comportamiento del conjunto de la eurozona y del resto de las principales economías europeas. En general, se han comportado bastante en línea con lo esperado. El error de previsión a un año vista ha sido de 0,3 p. p. en promedio, un registro parecido al error que cometimos los analistas los años previos a la pandemia.
Más allá del complejo e incierto contexto internacional, la sorpresa seguramente se produce porque el crecimiento está siendo impulsado por factores difícilmente predecibles. Por un lado, la demografía. La población encadena tres años consecutivos creciendo al 1,0% anual. Como referencia, entre los años 2015 y 2019 el crecimiento fue del 0,3% en promedio. El crecimiento de la población se debe, sobre todo, al aumento de la población extranjera y con doble nacionalidad. En los últimos tres años, la población española ha caído a razón de 100.000 personas al año en promedio. Sin embargo, ello ha sido más que compensado por los flujos migratorios, lo que ha redundado en un crecimiento de la población de cerca de 500.000 personas al año de media. A más personas, más consumo, más actividad y también más capacidad para generar empleo. Desde 2023, cerca del 40% del aumento del empleo es de personas extranjeras. La otra cara de la moneda está en el sector inmobiliario. El fuerte aumento de la población no ha ido acompañado de un aumento suficiente de la oferta de vivienda, lo que presiona al alza los precios.
Otro factor que ha sorprendido en los últimos años ha sido el aumento de la productividad. El crecimiento del PIB por hora trabajada ha sido del 1,0% anual desde que se recuperó el nivel de actividad previo a la pandemia, el doble de lo que creció entre 2015 y 2019. No obstante, cabe remarcar que el crecimiento del PIB por ocupado ha sido más limitado. Gran parte del aumento del PIB por hora trabajada es resultado de la reducción de las horas trabajadas por trabajador. Para que el crecimiento de la productividad sea sostenible a medio y largo plazo, es importante que también mejore la productividad por persona empleada.
Finalmente, cabe destacar el dinamismo que también presenta la inversión. Precisamente, este es uno de los epígrafes que han sufrido una mayor revisión al alza en la reciente actualización de la contabilidad nacional realizada por el INE. En la serie anterior, se estimaba que la inversión se encontraba un 6,8% por encima de los niveles previos a la pandemia, mientras que en la nueva serie se sitúa un 11,4% por encima. Además, presenta un ritmo de crecimiento dinámico, del 5,1% interanual en el 2T 2025. La resiliencia de la inversión ante el incierto contexto internacional es remarcable. Seguramente, esta es una de las piezas clave para que la economía española pueda seguir creciendo de forma dinámica y equilibrada en los próximos años. Si la población sigue creciendo, la productividad laboral no afloja y el ciclo inversor se consolida, la economía española seguirá sorprendiendo positivamente y el año próximo podremos escribir otro editorial como este.