El responsable del Sabadell aclaró que esta conclusión deriva del seguimiento directo y continuo a los accionistas: «Lo afirmo rotundamente, por los sondeos realizados, la cifra de adhesiones está lejos de lo que el BBVA necesita». Según explicó, la base de clientes-accionistas supera el 40% y «el goteo es pequeñísimo y constante, ya han alcanzado solo el 1%». El CEO subrayó, además, que el resto de inversores institucionales, al igual que Zurich, se han mostrado distantes: «No llegan, es matemáticamente inviable».
González-Bueno negó que la OPA haya tenido efectos negativos sobre la moral de la plantilla y cifró el compromiso en máximos históricos: «Estamos en un 92% de respuestas positivas a ‘Estoy orgulloso de trabajar en este banco en las encuestas internas’ y seguimos ganando cuota de mercado». El CEO defendió la valía de su equipo y su resiliencia tras varios años particularmente complejos y recalcó que «multiplicar por 12» el valor en bolsa en los últimos años ha sido la mejor defensa frente a cualquier estrategia hostil.
Sobre la posibilidad de una segunda OPA y el interés potencial de un gran banco extranjero si fracasa la operación lanzada por el BBVA, fue tajante: «Eso es extraordinariamente difícil, porque una OPA hostil es complicadísima y un actor internacional vendría en otro tono, pactando y buscando alianzas».
El CEO del Sabadell abordó también el comportamiento de inversores como BlackRock o el mexicano David Martínez, mostrando respeto por todas las decisiones individuales, pero señalando que «no mueve la aguja» y que la decisión de acudir a la OPA debería hacerse siempre «de forma irrevocable y pública».
Ante el escenario de una nueva oferta u otros movimientos, insistió: «Quienes manifiesten una intención deben hacerlo con claridad, anunciando cuántas acciones tienen y acudiendo de forma irrevocable».