Un mundo sobreendeudado. Si se mantiene la tendencia actual, la deuda global superará el umbral del 100% del PIB global antes de que acabe esta década. Y con los tipos de interés estructuralmente más altos que antes de la pandemia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) insta a los gobiernos a «gastar mejor» para seguir invirtiendo en educación, infraestructuras e I+D sin hipotecar más a las futuras generaciones. Esa es una de las principales conclusiones que se desprenden de la nueva edición del Monitor Fiscal presentado hoy por el organismo liderado por Kristalina Georgieva. Pese a la llamada de atención, el mensaje del FMI es optimista, ya que cree que hay fundamentos sólidos para confiar en que gracias a una reasignación inteligente del gasto se puede elevar el PIB de forma sostenida a largo plazo.
No es tarde para hacer cambios. Aunque en unos casos urge más que en otros. En esta edición, destacan las buenas perspectivas que el ente maneja para España. Si bien este año el país seguirá con una deuda pública ligeramente por encima del 100%, las previsiones apuntan a que el año que viene podría situarse por debajo de este umbral y llegar a 2030 con una deuda del 92,6%, el mejor registro en décadas.
El mensaje para España es doble; y el mismo que para el resto de economías de su entorno. Por un lado, reorientar el gasto hacia capítulos de crecimiento potencial. El FMI sugiere que desplazar de manera permanente un 1% del PIB de la partida de consumo público corriente (por ejemplo, gasto administrativo) hacia inversión en capital humano puede elevar el PIB a largo plazo en torno a un 3% en economías avanzadas. El documento recuerda que los efectos son también relevantes si la reasignación prioriza infraestructuras o proyectos de I+D. Aun así, para países con alto grado de rigidez en el presupuesto -como suele ocurrir en Europa debido a las pensiones, salarios públicos o prestaciones sociales- estas reformas son más difíciles de acometer, pero también más rentables a medio y largo plazo.
Por otra parte, el FMI también estima que la «brecha de eficiencia» media del gasto en economías avanzadas ronda el 31%. Eso implica que con el simple hecho de ser más eficiente a la hora de gastar en compras públicas o en gestión de la inversión, se podría obtener entre un 30% y un 40% más «valor por el mismo dinero», sin aumentar el gasto total. Reducir esas ineficiencias añadiría alrededor de 1,5 puntos de PIB adicional a largo plazo en los países avanzados. Mas allá de las recomendaciones genéricas, el informe avala los esfuerzos de España por consolidar sus cuentas públicas y prevé para este año un déficit del 2,7%, lejos ya del récord del 10% que se alcanzó durante la pandemia. Para 2030, las cifras apuntan a un déficit del 2%. Estas estadísticas se han visto favorecidas para la reciente revisión al alza en las previsiones de crecimiento del organismo para la economía española, muy por encima de la media de la eurozona.
De hecho, a nivel agregado, el FMI ve a la zona euro manteniendo déficits todavía por encima de los niveles pre-pandemia en 2025, con esfuerzos de consolidación graduales y heterogéneos por país. El déficit de la eurozona se sitúa alrededor del 3,2% del PIB, afectado por el envejecimiento demográfico, el mayor gasto en defensa o el alza de los costes financieros debido al incremento de la deuda pública.