Casi 2.700.000 tienen la nacionalidad española. El 10 por ciento de los ingresos a la Seguridad Social los aportan las personas no nacidas aquí, que vienen de fuera, pero que trabajan y cotizan en nuestro país. De hecho, hay más de 3.000.000 de afiliados extranjeros. En el último año, el 40 % de los puestos de trabajo han sido para ellos. Según el INE, hay un 1.092.892 marroquíes residiendo en nuestro país. Cataluña es la región con más personas de Marruecos, seguida de Andalucía, Comunidad de Madrid y Murcia.
“España necesita a los inmigrantes para poder sobrevivir, al menos durante los próximos 20 ó 30 años. Hay una gran crisis de puestos vacantes en sectores como la construcción o la agricultura”. Mounir. presidente de la Federación de Entidades Religiosas Islámicas. Fue uno de los mediadores durante los disturbios racistas de este verano en Torrepacheco, en Murcia.
Tiene claro que existe discriminación según el país de origen del migrante, “se prefieren personas cercanas a la cultura española, y en cuanto a la inmigración musulmana, creo que determinados partidos políticos nos prefieren bien lejos”. Mounir asegura que se pone el foco en los migrantes que cobran prestaciones sociales, pero no se habla lo suficiente de lo que contribuyen a las arcas del estado aquellos que trabajan en España desde hace años.
España cuenta con una población latina de dos millones de personas. Entre los países de origen más representados está Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia. “La xenofobia que existe en los medios de comunicación, discursos de odio que se extienden a través de las redes sociales sirve para deshumanizar a los inmigrantes, incluso criminalizar a los menores, y eso cala en todas las clases sociales”. Victoria es colombiana, lleva 30 años en nuestro país y actualmente es la presidenta de la Asociación Alma Latina, que tiene su sede en Madrid. “La tendencia a recortar ayudas en una administración colapsada, porque las trabajadoras sociales están desbordadas, acaba por traducirse en una respuesta poco empática, en la que el migrante puede sentir rechazo”.