Una forma de compartir que ha inspirado la unión entre Marmalé y Cepa 21, dos proyectos que comparten raíces castellanas y una misma visión: reivindicar la tradición, la pasión por el producto y el deseo de ofrecer experiencias que emocionen. Ambas marcas conectan en un menú especial que estará disponible durante las próximas semanas —en el restaurante situado en el barrio de Chamberí— y que recuerda a los típicos menús que se sirven en los asadores castellanos. Una propuesta gastronómica ideal para una época del año en la que abundan las celebraciones entre amigos, familias y compañeros —previas a la Navidad— alrededor de una mesa. El menú, creado en exclusiva para esta colaboración, es un homenaje a la cocina castellana más reconocible, con elaboraciones pensadas para compartir y celebrar. Cada plato evoca esos sabores de siempre —potentes, honestos y reconfortantes— que conectan con la memoria gastronómica de la tierra. Desde los torreznos y la sopa castellana hasta el cordero asado o el tradicional ponche segoviano, pasando por el judión de La Granja con manita de cerdo y oreja, la propuesta recorre algunos de los iconos más emblemáticos de la región. El maridaje del menú lleva la firma de Cepa 21, la bodega de José Moro, reconocida por su apuesta por una nueva forma de entender la Ribera del Duero. Sus vinos, elaborados a partir de la variedad tempranillo, destacan por su frescura, elegancia y equilibrio entre la tradición y la innovación.
Bodegas Cepa 21 es un proyecto del bodeguero vallisoletano José Moro, una unión entre amor por el terroir y la apuesta por la vanguardia vinícola. Moro ha recorrido el mundo con una botella de vino bajo el brazo y siempre con la bandera de la Ribera del Duero y del vino español. Cepa 21 fusiona la experiencia vitivinícola de toda una vida con una apuesta por la innovación en un entorno único y con una protagonista sublime, la uva tempranillo. Desde el joven Hito, con su delicada versión de Hito Rosado, al icónico Cepa 21 pasando por el rotundo Malabrigo y el sublime Horcajo, todos tienen una marcada personalidad y el sello indiscutible de su creador. Un proyecto pionero en la apuesta por revolucionar la Ribera del Duero elaborando vinos sutiles y elegantes acordes a los gustos del consumidor, pero fieles a sus raíces.
Por su parte, Víctor Asenjo ha sabido imprimir a Marmalé una identidad propia sin renunciar a la herencia familiar. Procedente de una reconocida saga hostelera segoviana que se estableció en Madrid en los años setenta, creció entre fogones y aprendió desde niño el valor del trabajo bien hecho. Su familia fue responsable de varios proyectos de éxito, entre ellos el recordado Gobolem, referente en la capital durante las décadas de los ochenta y noventa. Aunque se formó en Economía, la vocación pudo más que la teoría y acabó regresando al mundo de la restauración. En 2023 emprendió su propio camino al frente de Marmalé, transformando el espacio con una nueva imagen y un concepto que rinde homenaje a sus raíces, pero con una mirada moderna.
