Se trataba del pantallazo del correo de 2 de febrero entre el abogado de Alberto González Amador, novio de Isabel Díaz Ayuso, y el fiscal Julián Salto, en el que el primero apuntaba a la existencia de dos delitos, en el marco de la negociación de un pacto de conformidad.
Minutos después, Acera insistía a Lobato: «Sácasela en la pregunta (…) Quién miente señora Ayuso, usted o su novio?». Una «sugerencia» o «posibilidad» que llevó a Lobato a preguntar el origen de aquella información perjudicial para su rival política directa en la Asamblea. «Estábamos hablando del novio de Ayuso», explicaba hoy el ex socialista en el Supremo, en respuesta a las cuestiones planteadas por el abogado de González Amador, Gabriel Ramos.
Por eso Lobato insistió en actuar con «prudencia» y recomendarla al resto de los miembros del partido que, por aquel entonces, parecían estar al tanto de la operación que se había desatado, ya unos días antes contra Díaz Ayuso, en relación con los asuntos profesionales de su pareja sentimental, cuando todavía no lo era. «Si yo hubiese sacado ese documento sin más», reflexionaba esta misma mañana el testigo, «se habría interpretado», por su «experiencia» de más de 10 años en política, que el «interés» en filtrarlo «venía de la Fiscalía».
De hecho, así consta en el intercambio de mensajes de WhatsApp, recogidos en el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil confeccionado tras descargarse el contenido del móvil que Lobato puso a disposición del Supremo, tras elevarlo públicamente en un acta notarial. En ellos se recoge cómo Lobato le preguntó a Sánchez Acera si la carta se había publicado en «algún sitio», antes de darla. «La carta cómo la tenemos», añadió, a lo que ésta le contestó: «Porque llega, la tienen los medios». Ante lo que el ex socialista, insistió en conocer el origen, «porq sino parecerá q me la ha dado Fiscalía», dijo.
