CEOE espera que la tendencia bajista de la inflación continuará durante la primera parte de 2026, hasta situarse el Índice de Precios de Consumo (IPC) ligeramente por debajo del 2%. Además, sus previsiones para lo que resta de 2025 apuntan a una senda descendente en los últimos meses del año, con lo que el promedio anual se situará en torno al 2,5%.
«Si bien se puede seguir hablando de un avance moderado del núcleo de los precios. Las previsiones para lo que resta de 2025 apuntan a que este dato podría ser el máximo», aseguran desde la patronal.
En su análisis destacan que los precios energéticos muestran una aceleración (6,5% en octubre), tras los recortes del segundo trimestre, debido, fundamentalmente, al menor descenso de los precios de los carburantes y lubricantes y al incremento del precio del gas natural y otros hidrocarburos licuados, como el butano.
Además, la electricidad ha repuntado desde el mes de julio por el efecto escalón que supone que el IVA de 2024 disminuyese al 10% y ahora esté en el 21%. Todo ello hace que los productos energéticos se configuren como el elemento más inflacionista de la cesta. El precio del crudo Brent ha retomado en octubre su tendencia bajista, situándose en el promedio del mes en 64,5 dólares/barril, un 5,1% más bajo que en septiembre y un 14,7% inferior al de un año atrás. En euros, el descenso en tasas interanuales llega hasta el 20%. El aumento en la producción y las dudas sobre el crecimiento mantendrán el precio del petróleo moderado. Se prevé que las caídas en las tasas interanuales seguirán siendo muy notables, al menos hasta abril de 2026.
Por su parte, los precios de los alimentos sin elaboración registran una ligera aceleración en su tasa interanual de una décima, hasta el 6%, tan solo superados por el crecimiento de los productos energéticos.
Dentro de la inflación subyacente, todos sus componentes mantienen sus tasas de variación muy similares a los meses previos. Así, los servicios, que presentan el mayor avance, incrementan ligeramente su tasa interanual una décima hasta el 3,6%, los bienes industriales sin productos energéticos también aumentan una décima hasta el 0,8%. Los precios de los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco disminuyen una décima su tasa de variación, hasta el 1,4%.
