Son capítulos cortos que según vamos leyendo hacen nacer en nosotros el interés por entender el origen de muchas cosas que pasan a nuestro alrededor, muchos fenómenos que estamos acostumbrados a convivir con ellos. Pero no es un libro de divulgación científica, si no algo más, porque visto el fenómeno surge la pregunta sobre la ciencia, el hombre, nuestra relación con el mundo.
¿Qué sabemos sobre la mecánica de fluidos? ¿Por qué rebota una piedra con unas ciertas dimensiones en una superficie de agua? ¿Y el humo, que ocurre para que no ascienda ordenadamente a simple vista? Si estas preguntas nos las hacemos dialogando con un hijo y sin ceder únicamente a la tentación de la respuesta puramente científica, tenemos un relato que sin que nos lo expliquemos nos engancha. Pero esto supone no ser un científico, sino tener una sensibilidad para descubrir belleza donde aparentemente no la hay y ser capaz además de explicarlo literariamente a quien no sabe o sabe poco de ciencia. Y además no todo es ciencia, como cuando se plantea la comprensión del relato bíblico de Pentecostés.
Este pequeño libro puede abrir muchos horizontes a nuestra mente y a gozar con los fenómenos diarios; es ameno y escrito con pulcritud.
Una apacible turbulencia
Desengaños e intuiciones de un ingeniero aeroespacial
Antonio Ayuso
Libros del Asteroide (2025)

