Es por esto que el Banco Central Europeo mantendrá durante unos meses la aproximación actual según los datos recibidos, hasta que se vaya clarificando cuál será la evolución de la inflación y el efecto de las medidas adoptadas. Por otra parte, ha criticado que otros miembros del Consejo de Gobierno del banco central hagan constantes valoraciones sobre dónde debe situarse el tipo terminal, ya que es necesario mantener una actitud «más humilde». De Guindos ha avisado de que, todo aquel que «dice que sabe cuál será el tipo terminal», tiene «una posición preconcebida», por lo que «no le haría mucho caso».
El vicepresidente ha recordado que las decisiones sobre los tipos de interés dependen de los efectos que generen las medidas ya implementadas, que sufren un decalaje de entre 12 y 18 meses. Es por esto que prefiere no hacer cábalas sobre lo que ocurrirá en la siguiente reunión, «porque además si no aciertas, quedas en una posición desairada».
El Consejo de Gobierno del BCE se reunirá el 4 de mayo para evaluar la política monetaria y el 15 de junio, momento en el que publicará sus nuevas proyecciones macroeconómicas. Con respecto a los progresos de los bancos europeos, una evaluación publicada este viernes por el BCE, la entidad ha considerado que, a pesar de que los bancos han aumentado la cantidad de información publicada, esta sigue siendo de calidad baja para cumplir las normas de supervisión.
El Banco Central Europeo ha considerado superior la información proporcionada por los bancos europeos sobre la que dan sus homólogos de fuera del continente, pero siguen sin cumplir con las expectativas. Por otra parte, ha avisado a los bancos europeos sobre las futuras normas sobre riesgos climáticos y medioambientales que deberán prepararse para cumplir cuando entren en vigor en un año.
En otro orden de cosas, de Guindos, ha advertido de que los últimos episodios de turbulencias financieras provocados por la quiebra del estadounidense Silicon Valley Bank (SVB) y la crisis de Credit Suisse en Europa van a restringir todavía más el crédito. Si antes de que se produjeran estos sobresaltos ya había habido una caída «muy importante de la demanda de crédito» de familias y empresas, ahora estos shocks provocarán un «endurecimiento de las condiciones de financiación». Con todo, el que fuera ministro de Economía y Competitividad español ha destacado que la posición de los bancos de la zona euro es ahora mucho más sólida que hace una década.
El ‘número dos’ del emisor, que ha hecho hincapié en que la política fiscal no puede entrar en conflicto con la monetaria y en que Europa aún tiene que llevar a cabo un proceso de consolidación, ha incidido en que el BCE permanece atento a la evolución de la subyacente, que será clave a la hora de decidir nuevos aumentos del precio del dinero. «La inflación había iniciado un proceso de caída, ahora estamos por encima del 6%, pero la subyacente se está comportando de forma más pegajosa», ha apuntado durante su intervención este viernes en el ciclo de la Cátedra Economía y Sociedad de la Fundación la Caixa. La tasa que excluye de su cómputo los precios de la energía y los alimentos frescos marcó un nuevo récord en marzo en el 5,7% en la Eurozona, según el dato publicado esta misma semana por Eurostat.
Desde su punto de vista, si bien la evolución de los salarios en la región «puede explicar por qué la inflación ahora se está acelerando» -porque están intentando paliar las pérdidas de poder adquisitivo que han venido produciéndose- también persiste un exceso de demanda en relación a los componentes de la oferta. «Nuestro análisis indica que en los tres últimos años el incremento de los costes salariales y de los márgenes empresariales ha sido similar, pero los márgenes se van a moderar porque habrá menor crecimiento», ha asegurado. Además de al comportamiento de los salarios, el BCE permanece atento a otros componentes claves para la evolución del IPC, como las medidas de apoyo fiscal de los gobiernos.
En la misma jornada, Elderson, vicepresidente del Consejo de Supervisión del BCE, ha asegurado que los bancos han progresado, «pero se necesitan urgentemente nuevas mejoras», por lo que, en caso de ser necesario, la entidad adoptará «las medidas de supervisión apropiadas para garantizar que las entidades de crédito las cumplan». En la actualidad, más del 90% de los bancos proporcionan explicaciones básicas sobre cómo identifican, evalúan y gestionan los riesgos climáticos y medioambientales. No obstante, solo el 6% da la información adecuada, por lo que no parecen estar preparados para instaurar la nueva normativa.