Los datos provisionales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, indican que un total de 351.347,09 hectáreas quedaron arrasadas por el fuego entre el 1 de enero y el 30 de noviembre de este año. Esta cifra supone casi 3,5 veces más que la media del último decenio (101.352,00 hectáreas) y a ella contribuyó especialmente un agosto especialmente golpeado por fuegos que se prolongaron durante semanas sobre todo en Castilla y León y Galicia.
El registro histórico de Transición Ecológica, al que tuvo acceso Servimedia, indica que para encontrar un año peor en materia de incendios forestales hay que remontarse a 1994, cuando quedaron incendiadas 437.635,2 hectáreas. Entre enero y noviembre de este año se registraron 8.121 siniestros forestales, de los que 2.578 fueron incendios (que arrasaron al menos una hectárea) y 5.543 conatos (con menos de una hectárea quemada). De las hectáreas afectadas, que abarcan un 1,263% del territorio nacional, un total de 67.904,54 corresponden a vegetación herbácea (pastos y dehesas) y el resto a vegetación leñosa, concretamente 182.977,24 hectáreas de matorral y monte abierto, y 100.465,30 de superficie arbolada.
Por otro lado, el noroeste peninsular (Asturias, Cantabria, Galicia, País Vasco y las provincias de León y Zamora) concentró un 39,55% de los incendios y conatos forestales, mientras que el resto de los siniestros se repartieron entre las comunidades interiores (las provincias de las regiones no costeras, salvo León y Zamora), con un 37,63%; el Mediterráneo, con un 22,29%; y Canarias, con un 0,53%.
En cuanto a la superficie forestal arrasada por el fuego, el 71,11% pertenece al noroeste; un 25,65% a las comunidades interiores; un 3,21% al área mediterránea, y un 0,03% a Canarias.
La mayor cantidad de superficie arbolada arrasada por el fuego se produjo también en el noroeste (75,86%), por delante de las comunidades interiores (19,83%), la fachada mediterránea (4,30%) y Canarias (0,01%).
