Su visión sobre las perspectivas de los mercados es relativamente positiva, aunque advierte de que podemos ver nuevos descarrilamientos provocados por las subidas de tipos. Lo ocurrido se puede limitar a ciertas situaciones específicas provocadas, en buena medida, por las abruptas subidas de tipos, las más súbitas desde los ochenta. Igual que lo que pasó con los fondos de pensiones británicos el año pasado. No podemos decir que los efectos de esas subidas de tipos han acabado. Aunque es imposible predecir dónde aparecerá la próxima grieta, estamos observando de cerca el sector inmobiliario, ya que el entorno de financiación se ha vuelto más difícil.
Para la experta, España es una de las pocas sorpresas positivas, la excepción en la economía mundial. Es uno de los pocos países en los que se están revisando al alza las perspectivas de crecimiento, se vio en el reciente informe del FMI. Pero, en general, hay que mantener las subidas de tipos para contener la inflación, y eso implica contracción económica. La inflación se ha revelado mucho más pegajosa de lo que se pensaba. La decisión para los bancos centrales es difícil, si quieren contener los precios tienen que dañar la economía.