Según un reciente informe de COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos), la sequía “asfixia” ya al 60% del campo español, y ha producido pérdidas irreversibles en más de 3,5 millones de hectáreas de cereales de secano. Por su parte, las precipitaciones de este Año Hidrológico están siendo de un -18,8% respecto a los valores normales registrados entre 1991 y 2020. Y la previsión es que el año se cierre con un “alarmante” -25,6%.
Frente a estos datos, los agricultores confirman que “las cosechas de trigos y cebadas en Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia y en las zonas más áridas de Aragón, Cataluña y Castilla y León se dan ya prácticamente por pérdidas”, afirman en COAG. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) es aún más categórica al respecto, asegurando que los cultivos de secano (trigo, cebada, avena…), que necesitan la lluvia para desarrollarse, están “prácticamente sentenciados en la mitad sur”, y “críticos” en la mitad norte. Aunque también explican que los próximos días serán “definitivos”, por que la lluvia aún podría salvar algunas zonas tardías de cereal.
“Las sequías son naturales, pero esta que vivimos está relacionada con el aumento de la temperatura del planeta. Las proyecciones climáticas ya mostraban un aumento de los periodos secos y se está cumpliendo”, asegura García Galiano, profesora titular del área de Ingeniería Hidráulica del departamento de Ingeniería Minera y Civil de la Universidad Politécnica de Cartagena en un encuentro con medios organizado por Science Media Center España. “En todos los escenarios de cambio climático vamos a disminuciones de agua y más frecuencia de las sequías y no es viable cambiar el regadío por secano y, al revés, es imposible. Se necesita una reconversión del sistema económico y si no se reducen las emisiones se van a cumplir las peores previsiones.
Los cultivos leñosos (frutales, olivar, frutos secos, viñedo…), que habitualmente resisten mejor la sequía, están también muy “afectados”, sufriendo problemas de brotación, e incluso en algunas zonas corre peligro la supervivencia de los árboles. El olivar inicia ahora una etapa clave, que sólo las precipitaciones podrán salvar de una segunda mala cosecha consecutiva. Y las restricciones de agua provocarán que los agricultores reduzcan cultivos de regadío, como maíz, girasol, arroz y algodón, que está aún por ver qué impacto económico tendrá, según explican ambas asociaciones.
“Una situación muy similar es la que atraviesan los apicultores. La falta de vegetación y floración en los montes impide que las abejas puedan alimentarse y producir miel. Y con esta, sería la tercera campaña sin cosecha para estos profesionales”, afirman en COAG. “Estamos ante la descripción y diagnóstico de un problema que está afectando a los agricultores y ganaderos en primera instancia, pero que después va a afectar al conjunto de la sociedad, detallan desde UPA.
La Unión de Pequeños Agricultores recuerda, además, que sólo el 4,56% del olivar, el 11,40% de frutos secos, el 47,05% de uva y el 46,80% de los cultivos herbáceos españoles están cubiertos por seguros contra la sequía. Por ello, y para atajar el problema, proponen un plan de apoyo urgente para los agricultores y ganaderos más afectados; un Plan Hidrológico Nacional consensuado que tenga en cuenta “criterios sociales” en el reparto del agua disponible; más inversión en modernización y tecnología; la protección y valorización de los regadíos como una técnica de producción sostenible y necesaria y que los seguros agrarios sean accesibles para todos.