Después de un año 2022 nefasto para la rentabilidad de los vehículos que invierten en deuda, la consolidación de las subidas de tipos ha hecho que estos fondos sean ahora muy atractivos para los inversores. De todo el dinero que entró en fondos en Europa durante el primer trimestre, esta categoría se ha llevado el 64%, casi dos de cada tres euros.
Durante años, la familia de fondos más conservadores fue la que menos dinero atrajo, debido a los tipos cero. Buena parte de la deuda pública mundial ofrecía retornos negativos y así era imposible para los gestores conseguir rentabilidad para sus clientes.
Ahora, en cambio, las gestoras tienen cada vez más fácil ofrecer productos de renta fija que tienen un cierto rendimiento. Ayer mismo, Mutuactivos –el brazo inversor de Mutua Madrileña– lanzaba la segunda versión del Mutuafondo 2025, un vehículo que invierte en bonos de toda Europa y que aspira a conseguir una rentabilidad bruta anual, no garantizada, del 3,5%, algo impensable hace poco tiempo.
Ortiz, director de inversiones de Mutuactivos, explica que “tras el ajuste sufrido en 2022, creemos que los fondos de renta fija han vuelto a recuperar el interés y que los bonos corporativos de alta calidad, en particular, presenta una buena alternativa de inversión en términos de rentabilidad-riesgo”. No solo los fondos puros de renta fija captan dinero. También lo hacen los fondos llamados monetarios, los más ultra conservadores, que invierten en depósitos y en instrumentos de deuda a muy corto plazo. En Europa han atraído 22. 338 millones de euros entre enero y marzo.
En este caso, a las mejores rentabilidades se une la sensación, por parte de muchos operadores del mercado, que la Bolsa sigue presentando aún muchos riesgos y que es mejor esperar para encontrar un momento más idóneo para volver a invertir. Desde hacía 18 años no se veía un ritmo de entrada tan fuerte en fondos de renta fija y monetarios.
En España, la familia de fondos conservadores que más ha atraído el interés de los inversores es la de los de renta fija a largo plazo, que han captado 6.647 millones de euros. Los bonos italianos a 10 años están pagando ahora una rentabilidad anual del 4,35%. Y los de España a ese plazo un 3,52%. Un nivel similar a los de Estados Unidos.
Esta categoría ha cobrado muchísimo protagonismo en los últimos meses, sumando 3.216 millones de dinero nuevo en 2023. Se trata de productos que crean una cartera de bonos que se mantienen a vencimiento. Con esa cartera, que no se gestiona activamente, se puede ofrecer al cliente una estimación de cuál es la rentabilidad que podría obtener si se mantiene en este producto hasta el final.
Garantizados. Poco a poco, los bancos también van lanzando fondos que sí que ofrecen una garantía expresa de rentabilidad. Esos retornos son algo inferiores a la anterior categoría, porque el fondo debe tener en cuenta el riesgo de posibles impagos.
En Europa, los fondos de renta fija acumulan cinco meses consecutivos con entradas netas de dinero. La mayoría de estas entradas se dirigieron a fondos expuestos a bonos a plazo fijo –las carteras de estos fondos incluyen bonos cuya fecha de vencimiento coincide con la fecha de vencimiento objetivo del fondo, y todos los bonos se mantienen hasta su vencimiento– y bonos del Estado, tanto en euros como en dólares estadounidenses.
La banca, que controla con mano de hierro el sector de la distribución de productos de inversión, empezó a ver la oportunidad de negocio ya a finales del año pasado. Las colas que se formaron ante la sede del Banco de España confirmaron su teoría: el cliente español estaba deseoso de volver a los productos más conservadores.
En las carteras de los fondos de inversión, los bonos llegaron a pesar un 78% en 2012, justo cuando estalló la crisis de la deuda en Europa y España tuvo que solicitar a Bruselas el rescate de parte de su sistema financiero. A partir de ahí, el valor de los bonos empezó a caer, a medida que el Banco Central Europeo (BCE) se comprometía a atar en corto las primas de riesgo. Años y años de tipos cero hicieron que los clientes y los gestores fueran aumentando el peso de la Bolsa en cartera, hasta que llegó a suponer solo el 40% del dinero invertido en fondos, casi la mitad que una década atrás.
Mientras la inflación siga estando alta y los bancos centrales mantengan arriba los tipos, los fondos de bonos seguirán siendo los preferidos de los inversores.