Petróleo y gas son una de las más buscadas por los agentes verdes y esta vez es la Agencia Internacional de la Energía (AIE) quien va tras ellos y les ha hecho un llamamiento a seguir aportando para los objetivos de descarbonización y emisiones cero para 2050. Actualmente el petróleo y el gas son responsables de poco menos del 15% del total de gases de efecto invernadero (GEI) relacionados con la energía y el uso de estos genera otro 40% de las emisiones. Ahora la entidad marca pauta al gas y el petróleo para bajar sus emisiones con un millonario coste.
Según un último informe que ha lanzado la AIE, se tendrá que desembolsar un gasto inicial de más de 543.600 millones (600.000 millones de dólares) para reducir a la mitad la intensidad de las emisiones de las operaciones a nivel mundial para 2030. Bajar este 50% significa un 15% de los ingresos netos que recibió esta industria durante el último ejercicio de 2022. Del total el 65% serían gastos de capital y el 35% de costos de operación. La Agencia indica que esta inversión es parte del ‘Net Zero Emissions by 2050 Scenario’ (NZE- Escenario de Emisiones Netas Cero para 2050) que implica una transformación del sistema energético global.
Este gasto tendrá que asumirse en los próximos siete años. La producción, transporte y procesamiento de petróleo y gas resultó en 5.1 mil millones toneladas (Gt) de CO2 en 2022. Estas emisiones de alcance 1 y 2 (directas producidas por quema de combustibles por parte del emisor e indirectas generadas por la electricidad consumida y comprada por el emisor) son responsables de ese 15% del total de GEI. Abordar estas emisiones de alcance 1 y 2 “es una de las opciones más viables y de menor costo para reducir las emisiones totales de GEI de cualquier actividad hasta 2030”.
Aunque existe más de un método para reducir estas emisiones, desde la AIE se centran en cinco claves específicas que permitirán conseguir las metas para 2030 y 2050. En primer lugar, abordar las emisiones de metano; eliminar todas las quemas que no son de emergencia; electrificar las instalaciones upstream; equipar los procesos de petróleo y gas con captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS), y expandir el uso de hidrógeno de electrólisis de bajas emisiones en refinerías.
Caso por caso las inversiones varían. Por ejemplo, para las emisiones de metano, la inversión estimada para reducir sus emisiones en los próximos años es de un gasto inicial de 75.000 millones de dólares (67.891 millones de euros al cambio) entre 2022 y 2030 para lograr las reducciones de emisiones en el Net Zero Emissions Scenario. Para la segunda clave se prevé una inversión de otros 70.000 millones de dólares; es decir, poco más de 63.839 millones de euros para los próximos siete años.
Para electrificar las instalaciones upstream (el sector de la exploración y producción) buscan mover más de 235.200 millones de euros, de los cuales el 10% es para conexiones a la red, el 35% es para comprar electricidad de la red y el 50% es para desarrollar sistemas híbridos descentralizados de almacenamiento de energía solar fotovoltaica, eólica y baterías. Para alcanzar los niveles de implementación de CCUS se requerirán otros 100.000 millones de dólares, principalmente para costos de capital.
Finalmente para expandir el uso de hidrógeno de electrólisis de bajas emisiones en refinerías supondría un gasto de 80.000 millones de dólares, divididos entre gastos de capital para electrolizadores y nueva capacidad renovable para producir el hidrógeno in situ (35%), y costos operativos y compras de hidrógeno por electrólisis de bajas emisiones a proveedores externos (65%). Para conseguir este último hito, según indican de la AIE, es necesario incluir políticas que creen un mercado que funcione bien y se puede lograr a través de incentivos económicos o con restricciones reglamentarias