Los socios en el proyecto en Brasil, uno de los mayores del país sudamericano con unos recursos que representan más de mil millones de barriles de petróleo equivalente recuperable, han tomado así la decisión final de inversión para desarrollar el campo, que se prevé que comience a producir en 2028, informaron las compañías. Repsol Sinopec Brasil -’joint venture’ participada en un 60% por Repsol- posee una participación del 35% en el bloque, al igual que Equinor, que además es el operador, mientras que el 30% restante está en manos de Petrobras.
Así, esta será una de las mayores decisiones de inversión en el negocio de ‘upstream’ (Exploración y producción) por el grupo dirigido por Imaz en los últimos tiempos, después de que el verano pasado acordara también con la australiana Santos invertir 2.600 millones de dólares (unos 2.356 millones de euros) para impulsar el desarrollo de Pikka, el yacimiento en Alaska que es el mayor descubrimiento de petróleo en Estados Unidos de los últimos 30 años. Entonces, con una participación del 49% en el proyecto la contribución de Repsol ascendía a una inversión de unos 1.300 millones de dólares (unos 1.178 millones de euros).
Repsol Sinopec, que se creó en 2010 para desarrollar conjuntamente proyectos de exploración y producción en el país sudamericano, se ha ido consolidando como un importante actor gasista en Brasil, contribuyendo a la apertura del mercado gasista con su experiencia internacional, ya que el gas natural supone dos tercios de las reservas y la producción del Grupo Repsol. En concreto, el ‘BM-C-33′ se desarrollará con un concepto innovador en Brasil, utilizando una FPSO (Unidad flotante de almacenamiento y descarga de producción) que podrá procesar el gas producido y especificarlo para la venta, sin necesidad de procesamiento adicional.
Está previsto que el gas sea exportado a través de un gasoducto de 200 kilómetros que desembarcará en la ciudad de Macaé. Los líquidos de petróleo se descargarán en buques cisterna.