El exministro de Transportes se mantuvo leal al partido que le ha suspendido cautelarmente de militancia -decisión que va a recurrir, según sostuvo- y obligado a marcharse al Grupo Mixto del Congreso. «Soy bastante inocuo, hay más leyenda que realidad», llegó a decir durante su declaración, rodeado de una enorme expectación que se fue disipando cuando los presentes comprobaron que Ábalos no iba a contar ni cantar nada. Ya negó hace tiempo ser «una bomba de relojería».
«Yo no voy a defender a nadie, pero no voy a acusar a nadie», resumió. «Decepciones tengo muchas, pero son mías», añadió. «Con todo lo que he vivido solamente puedo confiar ya en la Justicia, porque ya no tengo en quien confiar», lamentó. No obstante, negó que tenga acuerdo alguno con el PSOE para callar: «No hay ninguna protección que me puedan ofrecer», aseguró.
El que fuera también secretario de Organización del PSOE dudó de la existencia de una trama corrupta dentro de sus dominios y, más aún, que Koldo García fuera el cerebro de la misma -«es difícil», opinó-. Por momentos hasta defendió a su exasesor, del que deseó que «pueda defenderse», y sostuvo: «No es lo mismo comprarse un piso en Pozuelo que un apartamento en Benidorm»; ciudad en la que Koldo García adquirió varios inmuebles.
El ex ministro de Transportes se presentó en la Cámara Alta dispuesto a defenderse y defender la labor del personal del Ministerio -especialmente del subsecretario- en los días más duros de la pandemia. Ábalos afirmó que su departamento compró material porque los transportistas lo necesitaban, y que lo hizo a precios a veces tres veces inferiores que otras administraciones y con calidades «correctas». «A partir de ahí, si hubo algo irregular la Justicia tendrá que determinarlo», señaló.
En su tarea le ayudó el portavoz del PSOE en la comisión, el senador Alfonso Gil, que le hizo pocas preguntas y todas de respuesta inducida. «¿Usted no tenía conocimiento de que el señor García estaba operando a sus espaldas?», quiso saber. «Estaría bueno que tuviera conocimiento, cómo voy a pensar eso. No teníamos mascarillas, no teníamos respiradores…», contestó. «El supuesto incremente (del patrimonio de Koldo) se produjo a la salida del Ministerio. Antes llevaba una motocicleta y vehículos de secundísima mano. Todo lo que he leído luego ha sido una sorpresa», relató.
«No sé si podré rehacerme a la dureza del tono de sus excompañeros de partido», ironizó el senador del PP Luis Santamaría cuando le tocó el turno.
Según la declaración de Ábalos, no hubo Delcygate sino una «misión diplomática» que le encargó la entonces ministra de Asuntos Exteriores y que fue «un éxito». Ni 40 maletas a bordo del avión en el que viajaba aquel enero de 2020 la vicepresidenta de Venezuela, que solo llevaba «equipaje personal».
Según su versión, tampoco hubo trama de las mascarillas, conocía al empresario Víctor de Aldama de vista y nadie se le quejó de que un asesor suyo fuera tocando a las más altas puertas de otras administraciones ofreciendo material sanitario. «Era tan fácil como venir a decírmelo o no hacerle ningún caso», contestó, en alusión a Koldo, que llegó a ser recibido por Salvador Illa en su despacho del Ministerio de Sanidad.
Además, el exministro aseguró que no hubo «ningún quebranto» para las arcas del Ministerio de Transportes y que comisionistas hay en todas partes. «¿Hay alguna empresa que contrate (con las administraciones) que no gane dinero?, ¿es que no sabíamos que había comisionistas», llegó a preguntar de forma retórica. «Ahora resulta que hubo comisiones. Y dónde no, dígame dónde no hubo comisiones», retó a uno de los senadores de la oposición.
Ábalos acabó su comparecencia dando las gracias a los presentes por el tono empleado y por haberle dado «la oportunidad de hablar». También declarará más adelante en la comisión de investigación del Congreso. Porque, a pesar de que el PSOE no le citó inicialmente, los socialistas se vieron después arrastrados a incluirle por sus socios y porque también el PP y Vox la habían solicitado.