Así se desprende de un estudio realizado por cinco investigadores pertenecientes a instituciones de Austria, Noruega o Suecia y publicado en la revista ‘Nature Communications’.El abandono progresivo del carbón resulta necesario para frenar el cambio climático, pero puede tener impactos negativos en trabajadores y comunidades locales que dependen de ese combustible fósil para su sustento.
Salvo Sudáfrica, todos los demás países con políticas de compensación planean eliminar el carbón en una fecha determinada. Cerca de un tercio de las naciones que utilizan energía a base de carbón tienen compromisos de eliminación gradual de ese combustible fósil y acciones de transición justa.
El estudio incluye datos de compensación en 21 de esos 24 países y todos ellos suman un montante global de 209.000 millones de dólares.
Esto puede parecer mucho dinero, pero los investigadores señalan que equivale a seis gigatoneladas de emisiones de CO2 evitadas y el coste de compensación por la eliminación gradual del carbón por tonelada de emisiones de CO2 evitadas (entre 29 y 46 dólares por tonelada) está muy por debajo de los precios recientes del carbono en Europa (64 a 80 dólares por tonelada). Las cifras más altas corresponden a Alemania (66.000 millones de dólares), Indonesia (55.000 millones), Vietnam (43.000 millones) y Polonia (15.000 millones), Corea del Sur (12.000 millones), Sudáfrica (9.000 millones) y España (2.100 millones).
Ese ranking excluye a China y la India, los dos mayores usuarios de carbón y que actualmente carecen de planes de abandono. Para cumplir el Acuerdo de París, esos países, que tienen más de la mitad de las centrales de carbón en el mundo, cuenten con iniciativas para dejar el ese combustible fósil bajo tierra.
Para frenar el calentamiento global, resulta necesario poner fin al uso del carbón. Muchos gobiernos, principalmente en Europa, han comenzado a eliminarlo gradualmente, pero estas políticas pueden perjudicar a las empresas, generar riesgo de desempleo y ofrecer dificultades económicas para las regiones que dependen de ese combustible fósil.
Por ello, algunos países han adoptado lo que se conoce como estrategias de ‘transición justa’, en las que los gobiernos apoyan a las empresas, los trabajadores y las regiones afectados negativamente. «Anteriormente, la eliminación progresiva del carbón a menudo había sido bloqueada por los intereses que se oponían a ella. Muchos países han puesto dinero sobre la mesa a través de estrategias de ‘transición justa’ que han hecho políticamente viable la eliminación gradual del carbón», según Jessica Jewell, profesora asociada de la Universidad Tecnológica de Chalmers y coautora del estudio.
Jewell indica que, «hasta ahora, estas políticas de ‘transición justa’ son consistentes con los precios del carbono dentro de la UE o son más bajos que ellos, lo que significa que tienen sentido en términos de cambio climático. Pero es probable que se necesite más financiación si queremos alcanzar el objetivo climático de París».
Si China y la India adoptan políticas de compensación similares a las que ya existen en otras naciones, deberían destinar ambos cerca de 2,4 billones a políticas de transición justa para limitar el calentamiento global a dos grados respecto a la era preindustrial o 3,2 billones para cumplir el objetivo de no sobrepasar los 1,5 grados.
«La compensación estimada para China e India no solo es mayor en términos absolutos, sino que también sería más cara en comparación con sus capacidades económicas», afirma Nacke, doctoranda en la Universidad Tecnológica de Chalmers y coautora del estudio.
Hoy en día, cerca de la mitad de todas las compensaciones por el abandono del carbón se financian a partir de fuentes internacionales, como las Alianzas para la Transición Energética Justa, que apoyan la eliminación del carbón en Vietnam, Indonesia y Sudáfrica.