La llegada de Sánchez se ha producido a las 11:34, cuatro minutos después de la hora prevista. Sin que se cortara el tráfico, la comitiva presidencial ha llegado a la Delegación y el socialista se ha bajado y, sin más, ha entrado al complejo institucional. Sin embargo, lo llamativo se ha dado a las puertas del edificio. La mujer que arengaba a sus compañeros y otros simpatizantes del PSOE con una sonrisa de oreja a oreja estaban a los pies de la Delegación, como si fuesen parte oficial de los invitados.
Conforme se acercaba la hora de llegada del presidente, la aproximadamente treintena de personas que estaban en ese grupo, algunas incluso con camisetas de carácter partidista, iban cantando y palmeando soflamas propias de su partido, tales como «Mazón dimisión», «el president a Picassent» o, dándole ánimos a su líder, «Pedro, no estás solo».
La circunstancia curiosa de que gente vinculada al PSPV pudiera estar dentro del propio cordón policial establecido contrasta con el lugar al que han sido desplazados las, de nuevo, alrededor de unas 30 personas, que se habían concentrado para protestar contra el secretario general del PSOE. Se encontraban enfrente, junto a la muralla que da acceso al antiguo cauce del río Turia.
La estampa ha dado lugar a una imagen que pone negro sobre blanco la polarización que vive España en estos momentos. Así, mientras los ‘sanchistas’ coreaban sus lemas, los ‘antisanchistas’ les llamaban, de un lado a otro de la calzada y con un megáfono, «palmeros», «comunistas», así como otros calificativos dedicados al Partido Socialista y a actividades ilícitas. Todo eso, con mayor presencia de la Policía con los segundos que con los primeros.