España, primer exportador a nivel mundial, ha pasado de enviar fuera de nuestras fronteras 684.000 toneladas a solo 400.000. En términos de valor, la caída es de un 18,51% y pasa de 4.148 millones de euros a 3.380 millones.
Por tipos, el volumen de aceite de oliva virgen extra exportado cayó un 40,1% (de 451.000 toneladas a 270.000), aunque en valor solo se retrajeron un 16,3% (de 2.818 millones de euros a 2.358). Las exportaciones de aceite de oliva virgen se redujeron otro 47,3% en volumen (de 20.000 toneladas a 10.000) y un 29,3% en valor, hasta los 86 millones de euros.
Por su parte, la exportación de aceite de oliva (los no vírgenes) también registra un desplome del 43,92% en volumen (de 198.000 toneladas 111.000) y de un 22% en valor (de 1.124 millones a 877 millones de euros).
En un año de producción normal, España suele exportar 1,15 millones de toneladas de aceite de oliva. En 2022 se quedó en 300.000 toneladas y este alcanzará apenas las 750.000. Los grandes importadores tienen ya muy presente que subirá la producción. Y a diferencia de hace dos años -cuando adelantaron sus compras ante la anunciada escasez- ahora las están retrasando
España también redujo sus importaciones de aceite de oliva tanto en volumen como en valor durante el primer semestre del año. Así, ha importado un 29,41% menos en valor (de 1.131 millones de euros a 798), mientras que en volumen ha caído un 44,5% (de 213.000 toneladas a 118.000).