La planta de Palmones cerró con pérdidas cuatro de los últimos cinco ejercicios, aunque según su presidente no se ha planteado ni su cierre ni su venta. Ortega, por el contrario, se ha mostrado abierto a encontrar una solución que permita garantizar la viabilidad de la planta de Acerinox Europa, según ha explicado en una rueda de prensa previa a la Junta General de Accionistas prevista para el lunes. «No vamos a hacer un Ferrovial», ha dicho Ortega ante la posibilidad de empezar a cotizar en Estados Unidos, donde Acerinox tiene ya más de la mitad de su negocio y donde crece con la adquisición de Haynes.
Cada día de huelga le cuesta a la empresa 180.000 euros, y desde febrero la merma en la producción supera las 80.000 toneladas (cuando la producción media anual es de medio millón). En los dos meses largos ya de huelga se han vivido momentos de tensión, como un incendio intencionado en las instalaciones industriales de Palmones, que llevaron a la empresa a hablar incluso de un cierre patronal. La última reunión se cerró sin acuerdo, por lo que la negociación del convenio colectivo se da ya por bloqueada.
El Centro Andaluz de Relaciones Laborales, CARL, que ha estado mediando en el conflicto, ya sólo ve como soluciones una última oferta de las partes, que las partes se sometan a un arbitraje o someter a votación de la plantilla y de la dirección de la empresa una propuesta del mediador.
La compañía insiste en que ha ofrecido una propuesta global de convenio colectivo para los trabajadores que mejora la anterior de acuerdos parciales para la desconvocatoria de huelga. La clave es la flexibilidad que permita reorganizar la actividad en función de las necesidades de cada momento. El consejero delegado de Acerinox, Bernardo Velázquez, reconoció la necesidad de que la planta se adapte a unas circunstancias en un «mundo muy volátil», algo que «no se puede hacer con la rigidez de la fuerza de trabajo». Velázquez apuntó la necesidad de apostar por la «flexibilidad para no tener que recurrir a los ERTEs». «Se debe trabajar para fortalecer la plataforma con VDM, hacer más trabajos a medida y menos ‘commodities’, tenemos que especializarnos», aseguró al respecto, añadiendo que «para garantizar la viabilidad de la planta es necesario mayor flexibilidad y productos de mayor valor añadido».
Los representantes de los trabajadores han rechazado en todo momento ese planteamiento, ante lo que entienden que es un intento de la empresa de disponer de su tiempo y para que cedan derechos.
Según la empresa, se ha vinculado la negociación a que se retire la demanda interpuesta por huelga ilegal y que se paguen 40 días de salario del tiempo en que se ha estado en huelga. Algo que la empresa no acepta. Asimismo, la empresa mantiene que ha acercado sus posiciones a la propuesta de los trabajadores introduciendo un incremento salarial basado en las previsiones de IPC para los próximos años, un sistema de garantías de retribuciones para los supuestos en que el IPC supere las cuantías fijas pactadas o una prima de producción con nuevos coeficientes.
Igualmente, según ha indicado la empresa, su propuesta de convenio contiene un régimen de disponibilidad y adaptación de jornada en evitación de ERTE basado en principios de voluntariedad y con la finalidad que, en los momentos de crisis, el empleo siga siendo sostenible.