Coincidiendo con el inicio de la vendimia, más de 250 técnicos evalúan ya el impacto de los diferentes siniestros registrados durante 2023, que han estado marcados, por orden cronológico, por las heladas sufridas en abril y mayo, con 35.000 hectáreas siniestradas (principalmente en La Rioja, Navarra, Castilla-León y Castilla-La Mancha); la sequía en el viñedo de secano de Cataluña, con más de 20.000 hectáreas reclamadas; o las tormentas de pedrisco, sufridas especialmente durante el mes de junio, que han provocado daños en más de 80.000 hectáreas aseguradas –la mayor superficie siniestrada de los últimos años–, repartidas de forma generalizada por todas las zonas productoras, pero especialmente en Aragón, La Rioja, Navarra, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana.
Además, la inestabilidad atmosférica del mes de junio, caracterizado por temperaturas suaves, nubosidad y humedad, ha provocado la aparición de daños por un riesgo poco habitual: la marchitez fisiológica, que ha causado siniestros en 12.000 hectáreas de la variedad bobal, la más sensible a este riesgo, muy presente en Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana.
En total, Agroseguro confirma que la superficie reclamada supera ya
las 210.000 hectáreas, cifra que supondría que una de cada dos
hectáreas aseguradas ha sufrido siniestro en la actual campaña. Aunque aún es pronto para cuantificar las indemnizaciones para los
viticultores asegurados, una primera estimación se sitúa en torno a
los 70 millones de euros, una de las más elevadas de los últimos años.