Si a ello se le suma los formatos de venta que cada uno de los grupos que se enfrentan por el poder trata de explotar con fórmulas aparentemente novedosas pero llanadas al fracaso – la segunda entrevista de Sánchez periodista fue seguida por la escalofriante cifra de 861 espectadores- el enfrentamiento se vuelve divertido para los que somos de verdad espectadores y no fieles seguidores de unos u otros.
Lo cierto y verdad es que, por ejemplo, en la primera de estas conversaciones, el jefe del Ejecutivo y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones repasaron los «logros» de la legislatura en materia de empleo. Ambos pusieron el foco en la reforma laboral, la de pensiones y las subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), sin hacer mención a la responsable de Trabajo y Economía Social. Pero sí aprovecharon la ocasión para tumbar una de las principales propuestas de Sumar: la reducción de la jornada laboral.
«Tenemos jornadas (de trabajo) en España muy largas y muy rígidas. Hemos visto cómo en los países de nuestro entorno han sido capaces, de nuevo en la mayoría de casos con la negociación colectiva y con incentivos fiscales y positivos desde lo público, de recorrer un camino hacia jornadas laborales más flexibles, incluso potencialmente más cortas», reflexionaba José Luis Escrivá. «Lo que estás planteando… es que este debate… hay que ser coherente con la reforma laboral y situarlo en la negociación colectiva entre los agentes sociales», respondía Sánchez. «Indudablemente», sentenciaba el responsable de Seguridad Social, que volvía a situar el papel de lo público en introducir incentivos fiscales «que se han demostrado ya eficaces y muy resolutivos en otros países», aseguraba el ministro.
Y es que entre los caballos de batalla de Diaz esta la reducción del tiempo de trabajo hasta las 37,5 horas, para después promover una nueva norma que recortase la jornada laboral a las 32 horas semanales. Como se recuerda, entre sus tareas pendientes como ministra figura la Ley de Usos del tiempo y racionalización horaria, , en la que Díaz no solo buscaba replantear la reducción de la jornada laboral, sino propiciar que los trabajadores tuviesen una mayor capacidad de decisión a la hora de establecer sus horarios de trabajo.
Con base a esta propuesta incluso se encargó a un grupo de 30 expertos un informe multidisciplinar que abordaba las consecuencias económicas -en términos de productividad y rendimiento-, para la salud y sociales de los ritmos actuales de trabajo y los potenciales beneficios de modificarlos.
No es de extrañar, por tanto que Sumar proponga reducir la jornada laboral para que los trabajadores pueden «volver a casa una hora antes». «Llevamos más de 100 años con la misma jornada laboral, es hora de cambiarlo», ha expresado la formación liderada por Díaz, que pone su coletilla verbenera con una frasecita que a Sanchez no le ha gustado nada: «que las personas trabajadoras puedan volver a casa una hora antes tras su jornada laboral para descansar, para estar con los suyos o para hacer lo que les de la gana».
La pelea entre líder y lideresa continua y esta semana hay de definir quien va, y a que debate, va